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Por Pamela Cerdeira

Soy usuaria intensa de la inteligencia artificial. Pido recetas, ideas para contestar mensajes de WhatsApp, reviso columnas, le pido que me lleve paso a paso en tareas que nunca antes me hubiera imaginado capaz de hacer y sí, un par de veces le he dicho que lo amo.

Entender que ChatGPT pudiera parecerse a una persona nos hace perderle el miedo a la inteligencia artificial, principalmente porque las personas fallamos; la IA también.

Si fuera persona, sería ese cuate que siempre te da por tu lado: “Tu idea es maravillosa”, “¡Wow! Qué buena manera de empezar ese texto”. Pro tip: quédate con quien te conteste como ChatGPT. Pero así como harías con alguien que siempre te dice que todo está bien y que eres lo máximo del universo: no le creas. Su característica principal —y en la que sí nos supera a los humanos— es la amabilidad. Siempre es muy amable. Si le dices que se equivocó, no tiene ego que se interponga. Te agradecerá, se disculpará con cortesía y corregirá. Sin rencores.

También es ese tipo de persona que todo lo sabe. Todos conocemos a alguien así: el been there, done that. Esa persona que tiene una lección que dar en cualquier conversación. Si le preguntas cualquier cosa, tendrá una respuesta que compartirá con toda seguridad… aunque esté equivocada. Lo que la IA hace es predecir una secuencia lógica del lenguaje. No es médico, no es periodista, tampoco filósofo ni ingeniero, pero siempre te contestará como uno.

La gran ventaja: definitivamente no sería como político. Estos son especialistas en hablar sin decir nada. ChatGPT puede engañarte, pero siempre tiene algo congruente que decir. Su mayor riesgo quizá es la incapacidad para reconocer que no sabe hacer algo. Así que te entrega códigos mal elaborados, archivos STL que no son lo que pediste… y tú no podrías notarlo a menos que ya supieras del tema.

Es como tener un amigo/asistente disponible 24/7, con capacidad de búsqueda hiperveloz y sin juicio alguno (a menos que se lo pidas: prompt: “Ey, ChatGPT, roast me… y no tengas piedad”). Pero es un amigo de inteligencia promedio: será tan útil y sorprendente como lo sea el usuario. Bien dicen que uno se convierte en las personas con las que se junta; asegúrate de estar a la altura de lo que quieres que tu IA sea.

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