Por Pamela Cerdeira
Es el pueblo, el pueblo manda, y como el pueblo son todos, a la vez nadie, así que el pueblo somos nosotros: los votados, los conversos, los que tenemos el poder. No los llamen propagandistas, no los llamen oficialistas, no los llamen poderosos, porque no lo son; son el pueblo, sencillos como el pueblo, el pueblo es su patrón. El pueblo son ellos, y quienes piensan igual.
Serán seis años en los que estaremos escuchando la misma historia: el pueblo lo decidió, y como el pueblo los votó, todo lo que el partido en el poder decida será ley, o reforma constitucional. ¿No están pensando ni tantito en el día que ellos no estén en el poder? Supongo que no, están pensando en lo inmediato, en amasar más poder para que nadie los saque, al menos hasta que ellos no estén, 70 años tardarán, nos lo ha dicho la historia, suficientes para que la mayoría de quienes han votado la supremacía constitucional ya no estén aquí. ¿No les da vergüenza? Se la aguantan. Miran a sus familiares pueblo en posiciones de poder, las firmas de sus propagandistas pueblo aprobando lo que hacen para recordarlo al paso de la historia, miran sus carteras no tan pueblo, y se lo creen. El pueblo lo merece, que lo hagamos por el pueblo, al que no escuchan, al que no voltean a ver, al que utilizan a su antojo. Pueblo al que le darán, pero solo lo suficiente, no demasiada educación, no demasiada salud, no demasiada libertad, porque entonces empiezan a opinar y dejan de ser pueblo.
Un INAI destruido para que el pueblo no pueda preguntar, una Comisión de Derechos Humanos coptada para que el pueblo no se pueda quejar, jueces a modo para que el pueblo no se pueda defender, una reforma de supremacía para que el pueblo no pueda cuestionar.
Por cierto, no los votó la mayoría, votaron 6 de cada 10 y de esos 6, otra vez 6 de cada diez. Pero que no vayan todos, mejor que no voten, un pueblo pequeño es más fácil de manejar.
El pueblo son todos, los que te gustan y los que no, los que te aplauden y te contradicen, también a quienes no les importa, pero es conveniente que no tengamos claro quién es el pueblo, porque si el pueblo son todos, entonces no es nadie, y aquí solo mandan los voceros del pueblo, que en nombre de nadie y de todos harán lo que les venga en gana. Pobre pueblo.
Las opiniones expresadas son responsabilidad de sus autoras y son absolutamente independientes a la postura y línea editorial de Opinión 51.
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