Por Pamela Cerdeira

Creo que es importante que haya más mujeres en todas las posiciones de poder. No me trago a la primera el argumento que dice que las cuotas de género no hacen que lleguen las mejores mujeres, y que hay que apostar por las mejores personas. Porque sin cuotas de género han llegado los hombres sin necesidad de probarse como los mejores hombres. Sin cuotas no llegan los mejores hombres y no llega ninguna mujer o muy pocas. Estoy convencida de que la representación es importante, le digo a mi hija que poder ser testigo de la llegada de la primera mujer a la presidencia después de que hace poco más de 70 años ni siquiera teníamos derecho al voto es algo grande. Y mientras celebro a la primera mujer presidenta, hay cosas del proyecto de Claudia Sheinbaum que no me gustan. Esa cosa rara que siento se llama disonancia cognitiva, y creo que hacer las paces con emociones o pensamientos contradictorios es un ejercicio de madurez política que deberíamos practicar. Hay que acostumbrarnos a pensar fuera de la comodidad.

Este es un recuento de lo bueno, lo horrible y lo que debemos resistir de la jornada electoral. 

Fue emocionante ver las largas filas afuera de las casillas, aun antes de que estas abrieran. A estas alturas me pregunto si las largas filas fueron resultado de los recortes presupuestarios y problemas de organización por parte del INE o de la participación, pues se estima una participación del 69% en la CDMX, y en el 2018 fue de 70%. La primera lección es que nuestros chats de whatsapp no son la CDMX y la CDMX no es el país. Estimamos que el triunfo de Claudia Sheinbaum iba a tener un porcentaje similar al que tuvo Clara Brugada en la Ciudad, y que la ciudad estaría peleada, y no fue así. La participación electoral en el país fue menor a la del 2018, las largas filas afuera de las casillas fueron una ilusión. Nos burlamos de las encuestadoras que daban gran ventaja a Claudia, y lo cierto fue que la mayoría se quedaron cortas. Seguimos votando poco y a pesar de ello, Claudia Sheinbaum logró más votos que López Obrador.

Mujeres al frente del debate, abriendo caminos hacia un diálogo más inclusivo y equitativo. Aquí, la diversidad de pensamiento y la representación equitativa en los distintos sectores, no son meros ideales; son el corazón de nuestra comunidad.