Por Pamela Cerdeira
Ser mamá de tiempo completo y tener un trabajo fuera de casa de tiempo completo, porque una no puede existir a medias. Es hasta curioso que pensemos en el término “madre de tiempo completo” como si se pudiera ser por horas a elegir, con tarjeta checadora, por esta hora ya acabé, no me busquen hasta mañana después de las 9 am. Para quienes tienen además un trabajo fuera de casa, la maternidad se vive desde una mirada distinta. Escucho a Ariadna Gil Inzunza, gerente Divisional de Estrategia y Planeación de Mercadotecnia de Grupo Coppel; la maternidad siempre fue para ella un plan importante en su vida, y éste iba de la mano de lograr su desarrollo profesional. “Me conoció así”, se refiere al hablar de su pareja, y de cómo al poco tiempo de encontrarse ella fue invitada a ir a Francia como parte de su desarrollo profesional. Escucharla entre líneas es encontrar el secreto a toda vida en equilibrio, no se consigue sola: habla de sus mentoras en el trabajo, y habla de la labor de su pareja: cómo cargan en conjunto, cómo impulsan, cómo escuchan, cómo acompañan.
Mónica Loaiza es directora de Auditoría de Grupo Coppel, también Consejera y Presidenta de la Asociación de Mujeres Consejeras Independientes de México y es parte de International Women's Forum. Escuchar su historia es un viaje completamente distinto por la maternidad. Sus numerosos roles hoy son solo el reflejo de los que la han acompañado toda su vida: profesionista, jefa de familia, madre, cuidadora de su esposo, quien se accidentó cuando su hijo tenía apenas año y medio, y quien falleció siete años después.
“Enfocada y efectiva”, así define Mónica en lo que se transformó cuando sabía que iba a tener que pedir ciertos permisos en el trabajo (el festival del Día de las Madres, las visitas urgentes al médico), sabía que si era la mejor en su trabajo, si rebasaba expectativas, no le iban a poder decir que no cuando necesitara faltar. ¿Quién iba a decirle que no bajo cualquier circunstancia? Trabajó hasta el último día antes de que naciera su hijo, su jefe le había mudado la oficina a la planta baja para que no tuviera que bajar y subir escalones.
Mónica también habla de la culpa, esa eterna acompañante de la maternidad. Cuenta que desapareció el día que leyó una carta que escribió su hijo: en ella contaba lo orgulloso que se sentía de la fortaleza y capacidad de su mamá, la carta la escribió como parte de su ingreso a la universidad.
“No preguntarse por qué, sino para qué”... Su historia la hecho mejor ser humano, su historia ha inspirado a otras mujeres para quedarse y luchar. La historia de Mónica nos acompaña a todas después de escucharla.
“Soy un ser humano con todas estas cachuchas, con todos estos roles…” así es como se define Ariadna Gil. Y después de conocer a estas dos grandes mujeres, solo nos queda concluir que “mamá” es una palabra en donde cabe todo.
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