Por Pamela Sandoval
Hoy haciendo una reflexión post 8M y utilizando esta voz—una voz que se esfuerza por navegar las intersecciones matizadas de la identidad, la cultura y la justicia—dirijo mi mirada hacia un tema que casa las complejidades de la lucha global por la igualdad de género con las especificidades del entorno regulatorio mexicano. Aquí, dentro de los pliegues del sistema de propiedad intelectual (PI) de México, encontramos un microcosmos de los desafíos más amplios que enfrentan las mujeres en todo el mundo, especialmente en los ámbitos de la innovación, la creatividad y el reconocimiento legal.
México, con su rica diversidad cultural, historia y vibrante vida intelectual, presenta un paisaje único para examinar las disparidades de género arraigadas en las leyes y prácticas de PI. Como en muchas partes del mundo, el sistema global de PI, caracterizado por su enfoque de talla única, a menudo no considera las barreras socioeconómicas y culturales profundamente arraigadas que enfrentan las mujeres. En México, estos desafíos se ven agravados por un entorno regulatorio que, a pesar de avanzar hacia la inclusividad y la igualdad, todavía alberga brechas significativas cuando se trata de género.