Después de más de 10 años de asesorar a clientes y amigos para abrir empresas y constituir sociedades en México, me he topado con todo tipo de escenarios, por eso hoy quiero darles estos consejos para que la próxima vez que piensen en abrir un negocio puedan estar mejor informados.
- “Es más fácil divorciarse que disolver una sociedad”
Esta es una de las frases que más he repetido en mis juntas cuando llegan dos personas, que suelen ser amigos, novios, familia, y me aseguran que lo que necesitan es constituir una sociedad. Es muy diferente el tener una relación donde no hay nada más de por medio que la mera amistad, el amor o la relación familiar. Cuando hay intereses de por medio las cosas cambian, el tono sube y aquella relación de la cual estábamos 100% seguros de que era la buena (y casi para toda la vida) de repente resulta que ya no es. Por eso mi primer consejo es entrar en una etapa de prueba poniendo por escrito y de la forma más clara posible –en un contrato– las reglas del juego: ¿qué pasa si vendemos mucho?, ¿qué pasa si no vendemos nada? ¿Cómo dividimos las ganancias y las pérdidas? Tener estas cosas claras desde un inicio va a permitir deshacer cualquier nudo que se haya hecho.
- “De la mano de tu abogado y de tu contador”
Yo sé que tanto los abogados como los contadores (bueno, los abogados más, no nos engañemos) tenemos muy mala fama. Probablemente nadie piensa en contratar a un abogado o un contador en el momento en el que está pensando en abrir una empresa. Más bien están pensando en el logo, cómo se va a ver el local, la página web, la pasarela de pagos, etcétera. Todo eso está muy bien, pero si eso no va de la mano de alguien que está formado profesionalmente para ayudarlos a abrir una empresa, proteger sus marcas y evitar que se metan en problemas con el SAT no les auguro buena fortuna. Tener a un abogado y a un contador cerca desde el principio va a permitir que puedan realmente enfocarse en lo importante del negocio y no en el papeleo y trámites legales y contables.
- “Zapatero a tus zapatos”
Ya sé que ésta puede ser trillada, pero en mi favor: los negocios de los clientes a los que mejor les ha ido en estos años son, efectivamente, aquellos que han abierto empresas en los sectores en los que ya tenían experiencia o know-how. Es muy importante conocer cuál es el valor de tu empresa y más importante aún es protegerlo correctamente y a tiempo. La innovación se puede dar de muchas y muy diversas formas: en los procesos, en la cadena de suministro, en la plataforma de atención al cliente, entre otras. Pero realmente lo importante es ver qué de lo que tienen ya les sirve y eso traerlo a la mesa.
4. “Conoce tu verdadero valor”
Saber exactamente cuál es la diferencia competitiva de tu negocio es la clave del éxito y esto no es nada fácil. ¿Qué es lo que haces tú o hacen tus socios diferente a los demás? ¿Cuál es tu valor agregado? En un mundo en el que hay tanta oferta de todo, hay que tener las cosas muy claras y si es desde el principio, pues mucho mejor. El valor de las empresas puede recaer en sus activos intangibles, como sus patentes o sus marcas o en sus proyectos de infraestructura o tal vez en su red de contactos. Aquí lo importante es conocer ese valor y protegerlo de la mejor forma posible.
Bien dicen: “Camina solo y llegarás rápido; camina acompañado y llegarás más lejos”.
@lpamelasandoval
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