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Por Pamela Sandoval

Lecciones desde México hasta Estados Unidos a la Luz del Análisis ‘Golden Year’

“Las mujeres no son una minoría en el mundo, y sin embargo nuestro poder político todavía no es proporcional a nuestro número”, dijo una vez la feminista y activista Gloria Steinem. A la luz del reciente análisis ‘Golden Year’ de Represent Women, sus palabras resuenan con mayor fuerza. El informe revela que, de los 85 países que celebraron elecciones en los años 2021 y 2022, 43 lograron un “año dorado” en términos de representación femenina en sus legislaturas nacionales. Este es un logro importante, pero como advierte Steinem, aún queda mucho por hacer.

México se erige como un líder en este ámbito, gracias a una política de cuotas de género bien implementada. Desde su introducción, ha logrado un equilibrio de género en el Poder Legislativo y su impacto se extiende más allá. Las dos principales candidatas en las próximas elecciones presidenciales de México son mujeres, algo inédito en la historia de nuestro país. Esta transformación no es accidental, sino el resultado de años de cambios legislativos, desde la recomendación inicial en 1996 de que las mujeres representen el 30% de todos los candidatos al Congreso, hasta la audaz reforma constitucional de 2019 que exige la “paridad de género en todo”.

Pero la paridad no es solo una cuestión de números; es una cuestión de calidad y de resultados políticos. No basta con tener más mujeres en posiciones de poder; es necesario que estas mujeres tengan la capacidad de influir en la política y la toma de decisiones. En este sentido, las cuotas de género son sólo un primer paso, aunque crucial. Deben ir acompañadas de narrativas culturales que desafíen y transformen las estructuras patriarcales, tal como lo enfatiza el informe.

  • El contraste con Estados Unidos es alarmante. Pese a ser una de las democracias más antiguas del mundo, EE.UU. se ubica en el puesto 70 en representación femenina en parlamentos nacionales. Las barreras estructurales y culturales, desde la falta de un sistema de cuotas hasta normas sociales arraigadas, limitan las oportunidades para las mujeres. Pero como demuestra el ejemplo mexicano, y como sugiere el informe ‘Golden Year’, hay rutas claras hacia el progreso.

Las reformas a nivel de sistema, como cuotas de género y sistemas de votación proporcional, pueden ser especialmente eficaces. En un sistema proporcional, las mujeres tienden a desempeñarse mejor, lo que contribuye a una diversidad más rica de voces en la política. Además, como la profesora Jennifer Piscopo señala, las reformas en la forma en que los partidos reclutan y financian a las candidatas también pueden ser un factor de cambio significativo.

Aun así y como ya se ha expresado antes, estos cambios deben ser más que superficiales. Deben buscar empoderar a las mujeres en todos los ámbitos, desde el hogar hasta el más alto nivel de gobierno. Solo entonces podremos aspirar a una democracia verdaderamente inclusiva y equitativa. Y solo entonces, las palabras de Steinem dejarán de ser un llamado a la acción y se convertirán en una descripción de la realidad.

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@lpamelasandoval

Las opiniones expresadas son responsabilidad de sus autoras y son absolutamente independientes a la postura y línea editorial de Opinión 51.


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