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Por Paola Rojas

Una mujer presidenta. Llegó la hora. Como humanidad hemos dejado atrás esquemas injustos y hasta crueles de organización económica y social como la esclavitud. La opresión y el abuso que en tiempos coloniales era habitual, hoy resultan inaceptables. Tuvieron que pasar muchos años marcados por protestas, emancipación y batallas para remediarlo. 

Sin embargo, en la actualidad hay aún espacios en los que es posible poseer, vender o explotar a una persona. Basta para ello que sea mujer. Urge dejar atrás la enraizada desigualdad del patriarcado. Hay que erradicarla toda, desde los sutiles sesgos de género hasta la letal violencia feminicida. Hoy hacemos la mitad del trabajo remunerado, pero seguimos cargando con casi la totalidad del trabajo doméstico. Eso es injusto y desproporcionado. No aceptamos más que se siga normalizando esa doble jornada. Basta de vivir exhaustas, basta de violencia económica, de acoso laboral, de brechas salariales y de techos de cristal. Basta también de hostigamiento sexual, de estereotipos de género y de costumbres discriminatorias ofensivas y anacrónicas.

Mujeres al frente del debate, abriendo caminos hacia un diálogo más inclusivo y equitativo. Aquí, la diversidad de pensamiento y la representación equitativa en los distintos sectores, no son meros ideales; son el corazón de nuestra comunidad.