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Tenía 11 años cuando la entregaron en matrimonio. Angélica no se quería casar, pero su padre la obligó. En su nueva familia le dijeron que la tratarían como a una hija y que iba a ser muy feliz. Nada más alejado de la realidad.

Su joven esposo emigró a Estados Unidos y ella se quedó cautiva soportando el acoso sexual de su suegro. Escapó cuando cumplió 15 años, pero fue capturada y retenida por la policía comunitaria de Dos Ríos. Y es que para niñas como ella la libertad no es una opción. El suegro, que pretendía violarla, pagó por ella 130 mil pesos y consideraba entonces tener el derecho de hacer con la menor lo que él quisiera.

Por fortuna, el caso se volvió mediático y las autoridades estatales y municipales intervinieron. Su agresor fue detenido y Angélica pudo ser liberada. Sin embargo, tuvo que dejar su comunidad en Cochoapa El Grande, Guerrero, ante la posibilidad de que hubiera represalias en su contra.

Lo terrible es que no se trata de un hecho aislado. Hay comunidades en ese estado y en otros del país en donde la venta de niñas es una práctica común. Casadas y embarazadas antes de cumplir la mayoría de edad, muchas son víctimas de una terrible violencia. Lo mismo, las amarran, las violan y no pasa nada.

En México está prohibido el matrimonio infantil desde 2019, pero eso no ha significado su erradicación. De acuerdo con Inmujeres, 23.6% de las mujeres nacidas entre 1964 y 1968 se casaron siendo menores de edad. Treinta años después el panorama no era muy distinto: 20.5% de las mujeres nacidas entre 1994 y 1999 se casaron antes de cumplir los 18.

Lamentablemente, el poco progreso que se había logrado se perdió con la pandemia. Y es que el crecimiento de la pobreza generado por la crisis sanitaria llevó a muchas familias a “ofertar” a sus hijas. América Latina tenía de por sí el segundo lugar mundial en embarazos adolescentes. Durante los meses críticos del Covid-19 el panorama empeoró. En algunas comunidades el matrimonio a temprana edad incluso se duplicó.

Esas niñas no pueden seguir siendo ignoradas. No podemos hablar de avances en la defensa de los derechos de las mujeres mientras ellas vivan así. Mientras se siga permitiendo que sean tratadas como mercancía, este será un país que tolera la trata de menores de edad. Así de claro.


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