Por Perla Villarello
Yo también hace 7 años tuve una experiencia desagradable con Coco Levy, típico de toda actriz o actor que va llegando a la capital a buscar trabajo y probar suerte…
Acompañada de un amigo actor, fui a presentarme con Coco Levy para dejar mis fotos, mostrarle mi reel y demostrar la trayectoria que traía de Guadalajara para que me invitara a castings.
La primera vez que fui me pidió que pasara sola, y me preguntó a (puerta cerrada): “¿Qué vas hacer para que no me olvide de ti?”. Cómo no reaccioné, él comenzó a actuar como si fuera Marilyn Monroe, como si "ella fuera el ejemplo" de cómo yo debería hacerlo con él para así conseguir ser inolvidable para "el productor y lector de guiones de vídeo cine" y así conseguir una oportunidad.
Fue muy extraño e incómodo en ese momento, ahora que lo recuerdo me da risa por cómo se contoneaba, fingía una voz aniñada y “sensual” y según él hacía como que me seducía al estilo Marilyn Monroe para que luego yo lo hiciera. Obviamente el ambiente no era normal en esa oficina, no quería parecer grosera, pero tampoco quería quedar como una tonta, obvio me di cuenta de su doble sentido desde un inicio para dejar todo en la ambigüedad sin rastro de su manipulación psicológica. En esa misma ocasión lo cuestioné: “Yo soy una mujer soltera, pero, ¿qué le dices a una actriz sabes que está casada?”, y me cambió el tema.
Le pregunté eso porque ya lo había pensado; en este país si quieres que otro hombre te respete, tienes que tener un hombre fuerte a tu lado… Y Coco estaba, de alguna forma, faltándome al respeto.
También me mostró fotos de otras actrices, la que recuerdo era la de una chava semidesnuda caracterizada de sirena. También me dijo como a todas, que necesitaba actrices arriesgadas.
Para seguirle el juego y no perder la oportunidad de "ser inolvidable", a la semana siguiente me disfracé de "Marta la loca predicadora"; una mujer loca, sucia de manos y pies, bien tapada, conservadora, con una biblia en la mano que recogía latas de refresco en la basura y gritaba la palabra de Dios".
Ese personaje lo creé pensando en que lo que menos quería era seducir a Coco Levy o que me viera como un objeto de deseo. Eran tantas mis ganas o ímpetu por actuar en películas que hice eso; me paré afuera de la ventana de su oficina gritando (jajajaja) y comencé a gritar la palabra de Dios para llamar su atención. El tipo no estaba ese día pero luego regresé a su oficina y le mostré los vídeos y fotos de mi personaje. Me di cuenta que todo era en vano, pero que el tipo solo disfrutaba y le parecía divertido mi esfuerzo, jamás conseguí algo serio para hacer castings o propuestas de trabajo de parte de él o Videocine. Pura pérdida de tiempo, pero como los actores antes era costumbre ir a “reportarse” con las castineras y algunas productoras, pues ir a Videocine estaba en la lista acostumbrada.
Así que volví a ir con mi amigo y nos hicieron esperar más de 3 horas, al final el señor se fue, dejando a varias actrices y actores afuera de su oficina sin mayor reparo.
Mi amigo todo indignado me dijo: "amiga tú no estás para estás groserías, no estamos para aguantar estos tratos, somos artistas, vamos a hacer nuestros propios proyectos", y así fue. Nunca más volvimos.
Definitivamente ese señor es un abusador, como muchos otros y otras, se aprovechan de su poder dentro del medio artístico, sobre todo de los más jóvenes que no tienen la madurez emocional para defenderse.
Coco Levy es un tipo que roba sueños y desde su posición de poder, hace pasar malos ratos con su intimidación y gaslighting a todos los que lo han visitado en su oficina y que buscamos una oportunidad honesta para hacer carrera en el cine nacional.
Sería interesante –ahora– escuchar la opinión de los cineastas y gente del medio allegada a él…
Las opiniones expresadas son responsabilidad de sus autoras y son absolutamente independientes a la postura y línea editorial de Opinión 51.
Más de 150 opiniones a través de 100 columnistas te esperan por menos de un libro al mes. Suscríbete y sé parte de Opinión 51.
Comments ()