Por Priscilla de Anda
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En México, la lactancia materna es promovida como el estándar ideal para la nutrición infantil. De acuerdo con datos de la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición 2023 (ENSANUT), solo el 34.2% de los bebés en nuestro país reciben lactancia materna exclusiva, muy por debajo de la meta del 50% que recomienda la Organización Mundial de la Salud (OMS). Esta cifra refleja no sólo un desafío de salud pública, sino también las dificultades que enfrenta la sociedad para cumplir con esta recomendación. La experiencia de amamantar no solo es un acto de nutrición, sino un derecho fundamental que debería ser accesible para todas las madres, sin importar su situación laboral o socioeconómica.

Como madre trabajadora, he vivido en carne propia algunos de los desafíos y barreras para poder garantizar una lactancia materna exitosa. A pesar de sus innumerables beneficios para la salud y el vínculo emocional entre madre e hijo, sigue siendo una batalla difícil de librar. Entre las principales dificultades se encuentran la falta de lactarios adecuados en los lugares de trabajo y la ausencia de políticas laborales. Y aunque, en 2022 la Secretaría del Trabajo y Previsión Social (STPS) informó que había aproximadamente 2,500 lactarios instalados en centros de trabajo, estos aún son insuficientes y no están presentes en todos los sectores, especialmente en aquellos que tienen menos recursos.

Además, muchas veces existe falta de comprensión y apoyo por parte de los empleadores y compañeros de trabajo. La presión por cumplir con las horas laborales y las expectativas de productividad pueden hacer que las pausas para amamantar o extraer leche sean vistas como un inconveniente, cuando en realidad deberían ser vistas como una parte integral del bienestar y la salud de nuestros hijos. Por último, el acceso a la educación y el apoyo durante el embarazo y el postparto varía enormemente. Mientras algunas reciben orientación adecuada, otras luchan solas sin la información necesaria para superar dificultades comunes de la lactancia.

Es momento de que como sociedad reconozcamos que apoyar a las madres en su derecho a amamantar no es solo una cuestión de salud, sino de justicia. Implementar lactarios en todos los lugares de trabajo y espacios públicos, promover políticas que faciliten la lactancia, extender la licencia de maternidad pagada y garantizar que cada madre tenga acceso a la educación adecuada son pasos cruciales. La lactancia materna exclusiva tiene innumerables beneficios, tanto para el bebé como para la madre. Para el bebé, garantiza la mejor nutrición posible, fortalece el sistema inmunológico y reduce el riesgo de enfermedades infecciosas, alergias y obesidad en la infancia. Para la madre, amamantar reduce el riesgo de cáncer de mama y ovario, y contribuye a la recuperación postparto.

No hay duda de que amamantar a nuestros hijos ofrece beneficios incomparables para su salud y desarrollo; sin embargo, el desafío radica en asegurar que todas las madres tengan la oportunidad de ejercer este derecho sin obstáculos. Esta actividad debe ser vista no solo como una opción personal, sino como un derecho universal que merece el respaldo total de la sociedad. 

Durante el mes de agosto, se lleva a cabo la Semana Mundial de la Lactancia Materna en la que se realizan diversas actividades con el objetivo de visibilizar todas las acciones dirigidas a promover, proteger y respaldarla. 

El tema para 2024 fue: Cerrar la brecha: apoyo a la lactancia materna para todos. En México, el próximo 11 de septiembre se realizará el 9° Foro Nacional de Lactancia Materna, cuya finalidad es llamar a la acción y reducir la brecha y desigualdades que viven las madres durante su ejercicio del derecho. Desde Un Kilo de Ayuda reconocemos la importancia de garantizar una lactancia materna exclusiva exitosa para todas las niñas y niños en sus primeros años de vida.


Las opiniones expresadas son responsabilidad de sus autoras y son absolutamente independientes a la postura y línea editorial de Opinión 51.


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