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Por Raquel López-Portillo Maltos

Las especulaciones sobre la posible renuncia del presidente Joe Biden a la contienda presidencial en Estados Unidos han dominado el debate político, público y mediático alrededor del mundo. Esta decisión, que parecía impensable hasta hace unos días, podría estar determinada por al menos tres factores críticos.

Los demócratas, y en particular la Casa Blanca, se han valido del argumento de que las encuestas globales no han variado significativamente después del debate. Todas continúan apuntando a una contienda cerrada en la cual desde hace meses el ex presidente republicano mantiene una ventaja que no sobrepasa a valores de un dígito. Sin embargo, en esto radica uno de los principales problemas para Biden. El debate culminado en un tsunami tenía la intención de generar el efecto contrario, dejándoles con poco espacio de maniobra para revertir las consecuencias de lo ocurrido.

Aunado a ello, si bien las encuestas globales no han tenido un giro considerable, las presiones pueden aumentar aún más una vez que comiencen a revelarse las actualizaciones de encuestas post-debate en estados bisagra. De acuerdo a datos de CBS/YouGov, Biden bajó tres puntos de preferencia de junio a julio. Así mismo, una encuesta filtrada de la firma Open Labs indica una pérdida de alrededor de 2 puntos en los principales estados en disputa, como es el caso de Michigan, Georgia, Arizona y Nevada. Si esto continúa siendo una tendencia, particularmente en estados como New Hampshire, Virginia y New Mexico, sin duda significa una señal de alarma que puede llevar a decisiones contundentes.

En segundo lugar, pese a que la discusión ha girado casi exclusivamente en torno a la carrera presidencial, no hay que quitarles peso a las disputas locales. Otro factor decisivo es si el caos en torno a la figura de Biden comienza a perjudicar al partido Demócrata en su conjunto, poniendo en jaque las posiciones disputadas en el Congreso y a nivel gubernaturas. Por ahora, tanto los candidatos locales como aquellos perfiles que se han señalado como sustitutos competitivos se encuentran en una posición difícil, entre mantener la lealtad al partido y al mandatario y asegurar sus propios triunfos electorales.

A esto se le suma el posible incremento de voces dentro del Partido Demócrata que públicamente pidan su renuncia. Este fin de semana, distintas figuras relevantes cerraron filas en torno a un mismo argumento: que 90 minutos no definen a Joe Biden y que hay mucho en juego en estas elecciones. Sin embargo, tan solo días después, el legislador Demócrata texano, Lloyd Doggett, se convirtió en el primer miembro del partido en pedir su renuncia. De igual forma, fue llamativa la posición tomada por Nancy Pelosi, fiel aliada del presidente, quien afirmó que es válido que la ciudadanía se cuestione si el desempeño de Biden en el debate fue tan solo un episodio o es una condición permanente. Aunque es importante recordar que únicamente Biden puede tomar esta determinación, si se suman más nombres a la lista de aliados que quieren que renuncia socavaría aún más su posición.

Finalmente, un tercer factor determinante es si Biden continúa teniendo este tipo de traspiés públicamente. Por un lado, le quedan pocas oportunidades para enmendar esta crisis en un formato similar, dado que el siguiente debate se encuentra programado hasta septiembre. Por otro lado, cada aparición es tan riesgosa como determinante, más aún considerando que aún quedan cuatro meses hasta el día de las elecciones y el escrutinio de su capacidad cognitiva es más fuerte que nunca. Por lo pronto, el presidente optó por tomar una entrevista con ABC News este viernes en la que su principal misión será poner en alto su capacidad para gobernar.

En esta situación sin precedentes en tiempos modernos, el calendario político complica aún más las cosas. Adaptar el aparato de campaña de Biden a otro candidato sería un desafío monumental, ya que empezarían prácticamente desde cero. Con la Convención Demócrata a la vuelta de la esquina, queda muy poco tiempo para hacer ajustes logísticos y políticos. Mientras tanto el destino de Joe Biden, y el futuro del devenir estadounidense y global, permanecen como una incógnita. 

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@RaquelLPM

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