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Por Raquel López-Portillo Maltos

¿Puede un candidato o candidata a la vicepresidencia de Estados Unidos asegurar votos cruciales en su estado natal? La suposición parece lógica: el compañero de fórmula ideal debería ayudar a ganar un estado competido o incluso hacer que un estado normalmente fuera de alcance entre en juego. En este ciclo electoral, este parece ser el pensamiento detrás de la elección de JD Vance como VP de Donald Trump y lo que se plantea que debe considerar Kamala Harris en estos momentos. Sin embargo, la realidad nos dice otra cosa.

De acuerdo al libro “The VP Advantage: How running mates influence home state voting in presidential elections” de Kyle Kopko y Christopher Devine, los datos recogidos en las elecciones de Estados Unidos en las últimas décadas demuestran que, mientras los candidatos presidenciales pueden disfrutar de una ventaja en su estado de origen, los vicepresidentes simplemente no tienen el mismo impacto. En los casos estudiados, la ventaja suele darse en estados que ya tendían a favorecer a su partido o, de lo contrario, la influencia del candidato a la vicepresidencia en su estado natal es prácticamente nula. 

Mujeres al frente del debate, abriendo caminos hacia un diálogo más inclusivo y equitativo. Aquí, la diversidad de pensamiento y la representación equitativa en los distintos sectores, no son meros ideales; son el corazón de nuestra comunidad.