Hace unos meses, debatía con algunas amigas que de manera muy determinada me dijeron que por ley física, donde hay luz, hay oscuridad. De forma contundente, coincidí con ellas, es una LEY, es irrefutable, incluso para los procesos de crecimiento de las personas, pero mi verdadero punto no estaba en esa forma tan radical de ver la luz. En realidad, llevaba meses explorando los diferentes tipos de luz y por lo mismo, la diferente sombra que podría generar y es la razón por la que esa ley, para mí tiene sus matices que hoy me gustaría compartir, pero sobre todo escuchar tus opiniones para nutrirme.
Cuando se habla de iluminación, la palabra se puede ir a diferentes contextos. Desde la era filosófica e intelectual que se vivió en los siglos XVII y XVIII, hasta en este contexto espiritual en dónde una persona con un nivel elevado de conciencia, se funde con el todo. Iluminar, es traer luz de alguna forma.
En muchas ocasiones, y creo que ahí es dónde radica mi punto principal, esa luz viene de una fuente externa. A través de un reflector externo, que puede ser llamado dinero, jerarquía, apellido corporativo. Con esa lámpara, y si además eres muy escandaloso, claro que te ven. Ese tipo de iluminación, crea una sombra en la dirección opuesta de dónde viene. Para mí eso se vuelve ego, mismo que para muchas filosofías es el enemigo a vencer.
En mis creencias, el ego es el que nos invita a ir un paso más, siempre. El reto es cuestionarnos desde qué lugar se quiere dar ese paso y para qué. Para mí el tener uno sano, que parta del amor y no del miedo, puede ser un gran regalo para la humanidad entera. Si no tuviéramos esa voz interna diciéndonos, y ahora qué sigue, viviríamos en nuestra zona de confort sin desarrollar otras habilidades. El querer más no es malo. El saber que puedes dar más, tampoco. El hacerlo para probar algo o llenar vacías, sería interesante revisarlo.
Pero cuando la luz sale de cada uno de tus poros e ilumina de forma pareja, me parece que es un regalo increíble. Por ser luz, necesariamente debe traer sombra, según la ley física. Pero para mí, esa luz podría darle visibilidad a esa sombra para irla iluminando poco a poco. Es saber que eres dueño del reflector y que en cualquier momento puedes moverlo para que deje de generarse.
Esa luz interna se enciende cuando conectas con el corazón, esta inteligencia cardiaca de la que te platicaré en otra ocasión. Cuando te sientes orgulloso de habitar tu piel o mejor aún, cuando las emociones crean un campo electromagnético que podría encender cualquier farol externo. Es una luz bonita que no deslumbra, acompaña e inspira. Da seguridad y paz a los demás y se percibe en cada interacción con la persona.
¿La has sentido en alguien?
@renata_roa
Las opiniones expresadas son responsabilidad de sus autoras y son absolutamente independientes a la postura y línea editorial de Opinión 51.
Más de 130 opiniones a través de 100 columnistas te esperan por menos de un libro al mes. Suscríbete y sé parte de Opinión 51.
Comments ()