Por Renee Ontiveros Cárdenas

Quisiera decir que soy una chica de 23 años como cualquier otra, pero no, en mi caso la diferencia no marco mi vida, más bien, han intentado marcar la diferencia para detenerme. Soy neurodivergente pero tengo las mismas condiciones que el resto de las chicas: llena de energía, sueños, vitalidad, calentura por los chicos, necesidad de pertenencia, amo el teatro musical, y construir amistades.
No considero que el ser autista me imposibilitaba disfrutar o vivir mi vida, pero sí ha sido una limitante para todos aquellos que les asusta la diferencia o no saben qué hacer con un diagnóstico o una condición. Soy una mujer como todas con dedos en las manos y pies, un corazón latiendo por cumplir mis sueños, una voz fuerte no solo para cantar, sino también para expresar mi pensar, y unos pies que les encanta bailar (a veces pienso son dos pies izquierdos jajaja).
Decidí entrar a la Licenciatura en Comunicación apostándole a mejorar los canales de comunicación entre personas que no desean comprender la diferencia o, más bien, insistían en recalcar mi dificultad para integrarme y socializar. ¿Saben? Este último punto he tenido que trabajarlo a partir de transitar en soledad entre pasillos y aulas donde la bandera de la comunicación es el estandarte de mi institución.
Imagínense: llegue a la universidad cargada de sueños, ideas y la esperanza de hacer grandes amistades. Sin embargo, a pesar de estar rodeada de gente, por momentos me siento invisible, es como si en el aire transita una especie de apatía. No puedo evitar notar que a menudo no saben cómo interactuar conmigo. Y eso, a veces, duele más que cualquier comentario hiriente. Por ello, Quiero abrir una ventana a mi mundo y, con suerte, ayudar a sensibilizar sobre la importancia de la inclusión en nuestras universidades.
Este 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer, es una fecha que nos invita a reflexionar sobre los logros alcanzados en la lucha por la igualdad de género y los derechos de las mujeres en todo el mundo. Sin embargo, es fundamental ampliar esta conversación para incluir a las mujeres que a menudo somos invisibilizadas: las mujeres con autismo. Este día es una oportunidad para visibilizar nuestras experiencias, nuestras luchas y la necesidad urgente de inclusión y aceptación.
No se trata de que quiera un trato preferencial, lo que anhelo es algo simple: AMISTAD. Quiero ser parte de los grupos de trabajo, compartir risas en la cafetería de la universidad y disfrutar de esos momentos de juventud que todos atesoramos. Pero, ¿cómo lo logro cuando parece que la diferencia se convierte en una barrera? Hay días en los que luchar por mi bienestar y por conectarme con los demás se siente como un trabajo de tiempo completo.
Las mujeres neurodivergentes enfrentamos desafíos únicos en nuestra vida diaria. A menudo, el autismo se presenta de manera diferente en las mujeres que en los hombres, lo que nos puede llevar a que nuestras necesidades y experiencias sean pasadas por alto. Mientras que los hombres autistas suelen recibir un diagnóstico a una edad temprana, muchas mujeres son diagnosticadas más tarde, o incluso nunca, debido a la falta de comprensión sobre cómo se manifiesta el autismo en nosotras.
Esto no solo afecta nuestro acceso a la atención y el apoyo adecuado, sino que también perpetúa la estigmatización y la falta de aceptación. Las mujeres autistas a menudo nos sentimos presionadas a conformarnos con las normas sociales, lo que puede resultar en una lucha interna y un desgaste emocional significativo. La presión por encajar en un mundo que no siempre nos comprende puede colocarnos en una situación de aislamiento, soledad, enfrentando barreras significativas en áreas como la educación, el empleo y la vida social.
La lucha por la inclusión no solo implica reconocer nuestras capacidades y talentos, sino también crear un entorno que valore la diversidad y fomente la aceptación. Vengo de una familia de mujeres que amamos la música, en este 8 de marzo, hoy más que nunca resuena en mí una canción la cual grito a los cuatro vientos:
No hay necesidad que me despreciesTú ponte en mi lugar, a ver ¿qué harías?La diferencia entre tú y yo, sería corazónQue yo en tu lugar
Que yo en tu lugarSí, sí te amaría
Las opiniones expresadas son responsabilidad de sus autoras y son absolutamente independientes a la postura y línea editorial de Opinión 51.

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