Por Rita Alicia Rodríguez
Las campañas publicitarias inclusivas ofrecen 5% más de ventas a corto plazo, 16% más de ventas a largo plazo y un 15% más de fidelización de clientes, ¿por qué no tomárselo en serio? Unstereotype Alliance
En septiembre del 2024 se publicó el primer estudio mundial que demostró de forma empírica, que la publicidad inclusiva (contenido orgánico y auténtico que retrata con veracidad a una amplia gama de personas, libre de estereotipos) tiene un impacto significativo en la rentabilidad, las ventas y el valor de una marca. Este estudio fue presentado a través de Unstereotype Alliance, una iniciativa liderada por la industria publicitaria, anunciantes globales destacados y convocada por ONU Mujeres.
Lo interesante de este estudio (sustentado por el análisis de 392 marcas en 58 países) es que además expone la repercusión económica en distintos indicadores de rendimiento del marketing responsable, confirma la nueva estrategia corporativa global y los estándares de comunicación a construir.
En contraste, ¿qué pasa cuando estas narrativas inclusivas no se adoptan desde un rol activo y consciente?
Para empezar, las audiencias se dan cuenta. Cuando un relato publicitario se presenta sin estar sustentado en un pilar de comunicación que descanse en sumar a la conversación, en aportar, en pocas palabras, en un interés genuino y no solamente “en subirse al tren del mame” (como dijeran los centennials) no será bienvenido.
En el marco del 8M, cada año importantes marcas en el mundo visten sus productos lanzando campañas de temporalidad. Los hay en casos con merecimiento a premios de la industria, de verdad que he visto campañas por demás innovadoras y relevantes (en algunas, con el honor y gratificación de participar), donde hubo una investigación y trabajo extraordinario de aporte y responsabilidad social; otras en cambio, suman al ranking de los memes más virales.
Por lo tanto, es importante entender, como en todo, que el fondo va primero para después participar en la forma. La ceguera publicitaria incluye precisamente ver desde la perspectiva que tanto insisto, sistemas de creencias donde no hay apertura o prevalece una apertura “fake”, cargadas de la perspectiva limitada de unos cuantos, que desafortunadamente son los que pueden decidir no sólo con los “fierros” sino con los hechos (volvemos a las formas). Aquí la clave no es “pegarle” a la fecha por cumplir; no es implementar la campaña porque “tenemos que salir”; tampoco porque “es parte del presupuesto comprometido a consumir al año”, es realmente saber qué tengo qué decir. A diario tenemos la estadística con datos que tendrían que movernos en distintos brazos para contribuir a la conversación, generar reacción, acción y empatía.
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