Por Rita Alicia Rodríguez
Es un evento de sábado familiar y, como suele ocurrir en estas convivencias, los temas comunes y amenos unen las conversaciones particularmente entre los grupos de personas que poco o nada se conocen y frecuentan. En una de las pláticas, una sobrina comenta que no puede parar de comprar en línea y, de hecho, declara convencida que la mayoría de sus compras las hace porque “hay cosas baratísimas y puedes comprar mucho de todo”. Como ejemplo, remata diciendo que ha acumulado bolsas de bisutería, accesorios para el cabello y ropa que poco utiliza.
Alguien más toma la palabra y en este caso es el padre de un egresado universitario cuyo primer empleo le ha sido favorecedor en remuneración y que opta por gastar, según los cálculos de su papá, más del 50% de su sueldo en compras online. Poco tardan en desencadenarse más intervenciones en la conversación: la quinceañera que ilusionada pidió su vestido; la tía que compra “sólo para las ocasiones especiales o trastes para su cocina”; los que compran mes con mes “porque si ya acumulaste puntos, compras más y sigues acumulando”.
Esta anécdota me reafirmó por qué este modelo de negocio es tan competitivo. ¿Cómo podría no ser atractivo el entorno de compra en el cual existe la posibilidad de escoger “a la carta” con una amplia variedad de productos y servicios?. Es factible y rápido desde cualquier lugar, tiene un proceso de pago cómodo, con precios, descuentos y promociones accesibles… y ahí está, la mezcla perfecta para detonar las compras impulsivas.
Con base en este esquema digital es evidente que el avance del ecommerce está determinado por el impulso de la evolución tecnológica, las adaptaciones al modelo de negocio y la nueva lectura en el comportamiento de los consumidores.
De acuerdo a Statista, aproximadamente el 35% de los consumidores en el mundo afirmó haber realizado una compra online al menos una vez al mes durante 2024. Bajo esta perspectiva, México tuvo un auge relevante posicionándose como el país con el mayor crecimiento del comercio electrónico a nivel mundial, según el estudio del 2023 realizado por la Asociación Mexicana de Venta Online (AMVO).
Formar parte de la experiencia online en México se facilita porque este modelo permite favorecer, de manera estratégica, la democratización al permitir una mayor inclusión de personas con distintos perfiles socioeconómicos, incluso los bajos. A raíz de esto, surgieron también las “tienditas secretas” comercializando principalmente el fast fashion o moda rápida. Por supuesto entre las categorías más demandadas se encuentran moda, comida preparada, belleza, cuidado personal, electrónicos y celulares principalmente.
Y entonces… ¿Qué va a suceder con el pago de impuestos para las plataformas online?, ¿los compradores serán quienes absorban la totalidad de este impuesto?, ¿los ecommerce generarán estrategias sólidas que impidan disminuir la cantidad y frecuencia de compra?, ¿esta medida podrá regular de manera eficiente el comercio digital?
Las respuestas a estas preguntas las veremos reflejadas paulatinamente en la implementación de esta medida, lo cierto es que es más viable, en una segunda fase del proceso, identificar las repercusiones de cara al consumo. Otra realidad es que la tentación por llenar ese carrito de compras online es difícil de resistir para quienes ya están familiarizados con ciertos hábitos y modalidades de compra.
Por otro lado, en medio de la polémica, me parece que es un buen momento para replantearnos la corresponsabilidad de consumidores y plataformas frente a las buenas prácticas en este ecosistema de negocio digital. Existe preocupación por el impuesto y las repercusiones para nuestros bolsillos pero, ¿dónde quedan los temas de agenda?
Según el Monitor Global E-Waste 2024, cada mexicano genera en promedio 11.8 kilogramos tan solo de residuos electrónicos al año; por tanto, la orientación al desarrollo sostenible, debe ser fundamental. A su vez, también debemos ser más asertivos y juiciosos en analizar a quiénes atribuimos credibilidad; el influencer que está recomendando un servicio o producto, ¿tiene las credenciales profesionales para dar su opinión?
Otra área de oportunidad en el compromiso de las plataformas sería garantizar la eliminación o la disminución significativa al riesgo de fraudes o problemas de seguridad. Proveer a los consumidores con la información y transparencia completa sobre los productos. Ah, y si no es mucho pedir, ¿la calidad puede ser parte de esta lista?
Como podemos observar, existen responsabilidades compartidas en cada uno de los distintos roles del canal de negocio digital y por ello es importante tomar conciencia, ser consumidores inteligentes, permanecer informados y actuar en consecuencia.
Las opiniones expresadas son responsabilidad de sus autoras y son absolutamente independientes a la postura y línea editorial de Opinión 51.
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