Por Rocío Correa*
Andrea Chávez Treviño, quien tiene el gran mérito de ser la diputada federal más joven en la LXV Legislatura del Congreso de la Unión, también tiene el mérito de haberse sumado rápidamente a la fila de los nuevos privilegiados de la cuarta transformación.
¿Cómo olvidar esas imágenes del vuelo militar privado con sus familiares a bordo? Nada más para hacer memoria, hablamos de esas fotos que circularon por redes sociales en una aeronave dispuesta por la Secretaría de la Defensa Nacional mientras se encontraba apoyando la aspiración presidencial al exsecretario de Gobernación, Adán Augusto López. ¿La Sedena dio alguna explicación? ¿O ella misma? ¿O solo nos quedamos con aquella su fugaz declaración después de que legisladores de oposición exigieran una aclaración? Porque no fui capaz de encontrar una respuesta seria a algo suficientemente serio en medio del gobierno de la austeridad republicana; simplemente no negó la veracidad de las imágenes, dando carpetazo al asunto con un: “Los conservadores insisten con su campaña de desinformación y guerra sucia en redes sociales”.
A los 15 años, Andrea fundó en 2012 la asociación Agentes del Cambio que Trascienden y fue parte de la Embajada Mundial de Activistas por la Paz de 2013 a 2015. Con el perfil de líder que se estaba construyendo, en 2017 fue seleccionada por la organización Woman2Woman para participar en su proyecto, cuyo objetivo es involucrar a mujeres jóvenes en la política y problemáticas sociales, brindando a la comunidad femenina herramientas para aprender a liderar.
En este incipiente trayecto a la vida política, aprendió también otras prácticas menos nobles de la profesión, como la mentira y las trampas. Afirmaba, y quizá lo sigue haciendo, que en 2015 había fungido como representante de México en el foro Youth, Peace, and Security, un programa de empoderamiento juvenil y feminista llevado a cabo por la Organización de las Naciones Unidas en Amán, Jordania. Hay datos ciertos que desmienten lo dicho, toda vez que ni en el registro del foro ni en alguna red social puede verificarse la participación de Chávez Treviño.
La exdiputada, ahora senadora, dijo, también, que para la Resolución 2050 había participado en labores de investigación sobre temas de violencia de género enfocados a la problemática del feminicidio, lo que la habría llevado a colaborar en la redacción del apartado sobre feminicidio del Consejo de Seguridad de la ONU. Sin embargo, dicha resolución no menciona ningún apartado sobre “feminicidio”; trata de conflictos armados, extremismo y su impacto en la paz y la juventud.
También está aprendiendo a gritar y a ofender como lo hace López Obrador.El oportunismo llegó y con él los “nuevos” privilegiados. Sí, porque privilegiados son aquellos que se sirven del poder, como se hizo en el pasado, pero ahora más que nunca descarada, cínica y, seguramente, impunemente, por los que usurparon Palacio Nacional, el Congreso de la Unión y ahora muy probablemente el Poder Judicial.
Se mueven esos jóvenes hijos de un caudillo resentido y acomplejado que fue capaz de envenenar a una Nación entera, y ahora operan como un ejército sin conciencia propia, que, como Chávez Treviño, son capaces de escribir o gritar sin pudor alguno: “Por los que ya no están, por las trabajadoras de la maquila, por las madres buscadoras, por las víctimas de la violencia generada por la absurda guerra y por Cd. Juárez. Por mis hijas, por mis nietas” y defender y votar a favor de una “Reforma Judicial” que ni siquiera habrán entendido. ¡No veo dónde está la defensa a todas esas mujeres! No la veo, como no veo a esas hijas o hijos del pueblo representados en el Congreso, no los veo. Veo solo una nueva casta de privilegiados enfermos de poder y sin límites para hacer daño.
Las opiniones expresadas son responsabilidad de sus autoras y son absolutamente independientes a la postura y línea editorial de Opinión 51.
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