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Por Rosa Covarrubias

Cuenta la leyenda que hace unos años, aproximadamente 5, existía una categoría en México que se llamaba Liga de Ascenso y aunque el trato a sus futbolistas no era el mejor ni era el más profesional eran aspiracionistas. Sí, buscaban pelear durante dos torneos el título para poder regresar al máximo circuito. 

 

Por esa Liga pasaron equipos de renombre, de abolengo dirían los sabios, Necaxa, León y Atlante, tres tradicionales de nuestro balompié en las décadas de los 50 y 60, pasaron por el circuito de plata, lamentablemente para los gloriosos “Potros de Hierro” no han logrado volver a las mieles de la primera división. 

 

Aquella Liga aspiracionista se fue cuando llegó la pandemia del Covid-19 y nos dejó la Expansión MX; los jugadores solo pisan la cancha para ser visibles ante alguien que los pueda llevar a Primera, incluso para muchos es la liga del retiro o de los excluidos, de aquellos a quienes nadie pretende y que entierran en esa división hasta poner punto final a su carrera

 

La liguilla en esta categoría parece no tener razón de ser, más que la de pelear otro título en la categoría de expansión que no te va a devolver al máximo circuito, obvio, también se pelea por ganar un extra en lo económico, pero en lo deportivo, poco. 

 

Curiosamente, a 4 años de su transformación a la Liga de Expansión MX, hay dos equipos que se enfrentan en la liguilla y se han quedado sin casa para jugar, uno por lo menos podría volver, el otro, buscó cobijo en la casa del hermano mayor porque corre peligro en su propio estadio. 

 

Vamos por partes. Los Dorados de Culiacán tuvieron que dejar la ciudad por razones de seguridad, las constantes balaceras en la ciudad obligaron a los dueños del club a bajar la cortina del estadio Carlos González y González, para cerrar el torneo en la perrera de los Xolos de Tijuana. 

Como si se tratara de una broma, los de Culiacán enfrentarán a otro equipo que se quedó sin casa, éste por errores administrativos; Atlante se vio obligado a dejar el Estadio de la Ciudad de los Deportes, debido a la suspensión de actividades gracias a que Cruz Azul jugó el sábado 2 de noviembre en ese recinto y a un lado en la Plaza de Toros el concierto de Coco llevaron a quienes dieron los permisos a “clausurar” ambos inmuebles. Los Potros de Hierro se mudarán a Pachuca para enfrentar la vuelta de los cuartos de final. 

 

Atlante se ha convertido en un equipo nómada, no encuentra aquella identidad histórica que en la década de los 60 lo transformó en un equipo del pueblo. La Ciudad de los Deportes y el Estadio Azteca han sido su casa en más de una ocasión; a finales de los 80 se mudaron a Querétaro, volvieron al inmueble de la colonia Nochebuena, en el 2002 se fueron al Neza 86, volvieron al Azteca y en 2007 se fueron al Andrés Quintana Roo de Cancún. Tras la pandemia regresaron al Estadio de la Ciudad de los Deportes donde han jugado desde hace 4 años. 

 

Todo cambió esta temporada cuando llegaron los vecinos incómodos y empoderados a irrumpir la paz, porque su lujosa casa (el Estadio Azteca) está en remodelación y necesitaban acomodo con el “Potro”, la liga con la Alcaldía  se estiró hasta que se rompió y ahora se irán a Pachuca, por lo menos por un partido en esta temporada. 

 

El abandono de la mayoría de los aficionados, el pésimo estado del estadio, entre otras cosas, han hecho que los propietarios del equipo se replanteen el seguir en la Ciudad de México y trasladarse a Zacatepec. 

 

Todo esto ocurre en una Liga con poco nivel competitivo, sin aspiraciones a llegar a primera división… Todo esto pasa en la Liga de los exiliados.

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