Rosa Covarrubias

“Bebote” Rossoneri

Sin duda alguna estará destinado a ser uno de los mejores futbolistas mexicanos, si no es que el mejor, en la historia del futbol europeo.

Por Rosa Covarrubias

Ver a Santiago Giménez sentado en San Siro, en compañía de Zlatan Ibrahimovic, hoy directivo del Milán, presenciando el derby della Madonnina ante el Inter, en lo personal, me llenó de mucha emoción.

No, no soy fanática de los rossoneri, pero reconozco que es uno de los grandes de Europa, no por nada es el segundo equipo que más Champions League ha ganado con 7 títulos, algo vieron en Santi para darle cabida en el equipo y mandar a Morata al futbol turco.

Hace casi 21 años, Christian, Bernarda y Santiago Giménez llegaron a México procedentes de Buenos Aires. Chaco dejó a Independiente de Argentina para jugar con el Veracruz, aunque ese Apertura 2004 fue de ensueño para los Tiburones Rojos, distaban mucho de ser el Real Madrid de México como se lo vendieron a Christian.

Era común ver al “Bebote” acompañar a su padre a los entrenamientos, ya fuese en América, Pachuca o Cruz Azul, regularmente al inicio o al final de la práctica se le veía o sentado en el medio campo acompañado jugando con un balón, correteando a su papá y compañeros para que le dieran el esférico o peloteando con algún miembro del equipo.

Aunque pareciera que Santiago tenía la vida resuelta en el futbol mexicano, al ser hijo del Chaco y formarse en las fuerzas básicas de Cruz Azul desde el 2010, no todo fue sencillo para él.

Cuando tenía 17 años, durante un entrenamiento, notó que su hombro derecho se había inflamado, el diagnóstico, una trombosis, por lo que fue sometido a dos cirugías entre septiembre y noviembre de 2018, los médicos le dijeron a Santiago que comenzara a olvidarse de jugar al futbol.

Como Santi dijo en algún momento, sus planes y los de Dios eran distintos y no se equivocó. Giménez volvió con una fuerza mental y espiritual que lo han llevado por el camino que hasta ahora todos conocemos.

Pasó de un retiro prematuro por cuestiones de salud a un título de liga con Cruz Azul, algo que su padre no logró con la Máquina. Cumplió su sueño de jugar en el futbol europeo cuando el Feyenoord lo fichó en agosto de 2022, equipo con el que conquistó la Eredivisie, un torneo de Copa y una Super Copa de los Países Bajos, en total con el conjunto neerlandés marcó 65 goles, 5 de ellos esta temporada en la Champions League.

El Milán, por fin, pudo hacerse de los servicios de Giménez tras un intento fallido en el verano pasado y después de una lesión que lo mantuvo alejado de las canchas por poco más de dos meses.

Su llegada al conjunto italiano no es ninguna sorpresa, quieren refrescar la plantilla en la parte ofensiva, tener a jugadores jóvenes probados en el futbol europeo y Giménez tiene una ventaja por sobre otros latinoamericanos, tiene ascendencia italiana, por lo que su nacionalidad es italo-mexicana y en Europa es jugador comunitario.

Es cierto que el futbol italiano es más complejo que el neerlandés, es un juego de mayor contacto, más parecido al latinoamericano, si Santiago Giménez logra adaptarse rápidamente al estilo de juego del Milán y de la Serie A, convirtiéndose en un referente del equipo, sin duda alguna estará destinado a ser uno de los mejores futbolistas mexicanos, si no es que el mejor, en la historia del futbol europeo.

El cariño de los aficionados ya lo tiene, en Italia no es común que los hinchas vayan a recibir a algún jugador que acaban de fichar, solo con los “grandes” hacen esos honores; a su llegada a Milán, Santi fue recibido por poco más de 60 aficionados, incluso firmó una bandera de México cuando un connacional se le acercó y le gritó.

Sin duda la Serie A y el Milán serán un gran reto para el “Bebote”, pero en los últimos años Santi ha superado un sinfín de obstáculos, haciendo su sueño una realidad.