Por Rosa Covarrubias
¿Qué puede ser tan terriblemente espantoso que te obligue a dejar tu casa, tu familia, tu vida, tus raíces?
En un mundo en el que ser sedentario comienza a ser cosa del pasado, en el que los famosos nómadas digitales se mueven por el mundo y se apoderan de él, aún hay un puñado bastante grande de personas que son obligadas, por diversas circunstancias a dejar su vida atrás, a recorrer caminos sinuosos, a atravesar desiertos y mares enteros en busca de una mejor vida en un país extraño en el que, la mayoría de las veces, son vistos como intrusos e incluso los señalan como ladrones, aunque no lo sean.
Tras la crisis humanitaria que se vivió en el primer lustro de la década pasada, el Comité Olímpico Internacional tomó la decisión de formar el primer equipo de atletas refugiados que competirían bajo bandera Olímpica en los Juegos de Rio 2016, siendo, en aquel momento fueron 10 los deportistas elegidos, 5 atletas de Sudán del Sur, dos de República del Congo, dos sirios y uno más de Etiopía.