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Estamos a menos de un mes de que se dé el silbatazo inicial del Mundial de Qatar 2022, sí, esa Copa del Mundo que ha sorteado una serie de escándalos que pocas han tenido, una “compra de votos” para llevar el primer Mundial a un país árabe, denuncias de violaciones a derechos humanos de los trabajadores involucrados en la construcción de estadios y un sinfín de etcéteras que han aparecido a lo largo de los años.

Pareciera que previo al Mundial de Sudáfrica en 2010 fue cuando todo se fraguó. Compra de votos o no, la FIFA de Joseph Blatter no estaba dispuesta a que otro país tercermundista, que no cumpliera con los requisitos y concluyera en tiempo y forma las obras, con poca o mucha cultura futbolística, fuera sede de nueva cuenta de una Copa del Mundo, aunque con Qatar 2022, la impresión fuese la de llevar a cada rincón del planeta la fiesta del futbol.

Era medio día del 21 de junio de 2010. Iván, un gran colega, amigo y uno de mis compañeros de aventura en Sudáfrica, insistió en ir a desayunar a uno de los restaurantes del hotel Michelangelo, justo después de la conferencia de prensa que ofrecieron Zinedine Zidane y Lucas Radebe, la cual se realizó enfrente de dicho hotel.

Después de unos minutos de indecisión, cruzamos la calle en Nelson Mandela Square y ahí estaba la crema y nata de la FIFA reunida. Nos sentamos justo en la mesa frente a Julio Grondona, en aquel entonces Presidente de la Asociación del Futbol Argentino y Vicepresidente de la FIFA, y Eduardo Deluca, Secretario General de CONMEBOL. En aquella plática entre los dos dirigentes y un agente, quiero pensar que era de futbolistas (no logro recordar el nombre y no le pude ver bien el rostro), ambos aceptaron el hartazgo de la FIFA de otorgar la sede a países subdesarrollados, insistiendo que el de Brasil sería el último de tercermundo y que las sedes para los mundiales de 2018 y 2022 ya estaban definidas, Rusia y Qatar, no había vuelta atrás.

En esa conversación, también se habló del potencial económico del país árabe y que eso, en parte, borraría la poca o nula pasión que se tiene en Catar por este deporte, en comparación con otras regiones, subrayando que el interés de la FIFA era llevar el Mundial a los países con mayor capacidad económica para que nada saliera mal.

Tanto Julio Grondona, quien falleció en 2014 y Deluca, fenecido el pasado mes de junio, fueron señalados en el FIFA Gate, un escándalo que destapó una serie de corruptelas dentro del organismo rector del balompié mundial y que trajo consigo cientos de detenciones en las diversas confederaciones.

Catar está a menos de un mes de vivir, la que es considerada, la fiesta deportiva más importante del mundo. Los Directores Técnicos de cada Selección han presentado sus prelistas y tienen en mente a aquellos futbolistas que no serán tomados en cuenta.

Han pasado ya doce años desde aquel desayuno en Michelangelo, más de una década de espera… comienza la cuenta regresiva para disfrutar del Mundial de 2022, los ojos de millones de fanáticos han comenzado a voltear hacia medio oriente.

@RCova18

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