Por Rosa Covarrubias
¿Qué debe pasar para que seamos escuchadas cuando se denuncian casos de acoso?
¿Tenemos que dejar de publicar en nuestras redes sociales solo porque un par (o muchos pares) de inadaptados sociales andan sueltos?
La creación de la Liga MX Femenil hizo visible un problema que, quizá, pasaba inadvertido para la Liga, la Federación y, por supuesto, los dueños del balón. Nos referimos a los casos de acoso y violencia cibernética.
Los insultos nunca faltan, desde los más “leves” como llamar pendejo a un futbolista o director técnico, otros más fuertes como el racismo o en el caso de las mujeres, las insultan por su aspecto físico, las llaman putas por su forma de vestir o por las fotos publicadas en redes sociales, hasta llegar a las más graves como son las amenazas de abuso sexual y de muerte. Aunque se denuncien las cuentas desde donde salen las agresiones, siempre se crean más perfiles para realizar ese tipo de comentarios.