Por Rosa Covarrubias
Subir a lo más alto del podio en un Mundial, no es cualquier cosa. Es demostrar que eres mejor que tus rivales, en las pistas, albercas, en la cancha; nada ni nadie debería opacar la gloria de un deportista, pero regularmente aparece alguien que se quiere llevar el protagonismo y esos, la mayoría de las veces, son los de pantalón largo.
Hacen alarde de cuánto apoyan a los deportistas, algunos les piden que agradezcan al término de cada evento a aquellos involucrados que hicieron “posible” el llegar hasta ahí, olvidándose en ocasiones de las batallas, del estire y afloje que, en muchas ocasiones, se padece durante la preparación rumbo a eventos importantes. Aunque no debería ser así, los deportistas suelen acostumbrarse e incluso normalizar situaciones que van más allá del “apoyo”.