Por Rosa Covarrubias
Emocionante, vibrante… indescriptible.
Los amantes del futbol y los no tan amantes, disfrutamos de una final mundialista épica, no recuerdo alguna en la historia así de trepidante, de ida y vuelta, en la que, cuando parecía que Argentina por fin levantaría la Copa, apareció tres veces Mbappé para darle mayor emoción.
Dicen que los penalties son un volado, quien llega con mayor fortaleza mental suele llevarse la victoria. Mbappé y Messi demostraron que tirar primero es darle confianza a tu equipo. Los fantasmas de 2006 reaparecieron en el entorno francés, Coman y Tchouaméni fallaron sus disparos, Argentina no erró uno solo y Francia, como en aquel mundial de Alemania, se tuvo que conformar con el subcampeonato, mientras que los sudamericanos rompieron una sequía de 36 años.