Por Rosanety Barrios
Es el turno de hablar de nuestra empresa eléctrica. Aunque no tiene las dimensiones de Pemex, enfrenta retos relevantes que deben ser resueltos mientras México recobra la seguridad energética, perdida en forma de apagones que hemos vivido estos últimos tres años y que seguramente se extenderán mientras las nuevas plantas de la CFE no entren en operación. Hablemos entonces de sus números.
Quizá el mayor reto de la CFE consista en que sus costos de operación son excesivamente altos. Esto sucede por varias razones, como la edad promedio de sus plantas de generación, que provoca ineficiencias, y el uso de combustibles fósiles, que cubren la inmensa mayoría de su generación, sin olvidar los abultados pasivos laborales.
Como las tarifas eléctricas no pueden crecer más que la inflación, pero lo hacen, el diferencial se acumula en una cuenta por cobrar a los mexicanos en mensualidades, que a diciembre de 2023 valía $98,544 millones. Por ello, la CFE requiere de subsidios, que son necesarios pero crean presión para las finanzas públicas.