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Por Rosario Avilés
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Al mediodía del lunes 3 de febrero, mientras la presidenta Sheinbaum y Donald Trump enviaban mensajes para anunciar un acuerdo que frenó la imposición de aranceles de 25% a productos mexicanos hacia Estados Unidos, mediante acciones para evitar el tráfico de fentanilo y el paso de migrantes, una aeronave Boeing RC-135V Rivet Joint de la Fuerza Aérea de EU, sobrevolaba el mar de Cortés, espacio aéreo controlado por México.

El avión fue detectado por los controladores de Servicios a la Navegación en el Espacio Aéreo Mexicano (Seneam), un organismo público encargado de gestionar el tránsito aéreo en todo el territorio nacional y que, aunque depende de la SICT, desde marzo de 2023 con la Ley de Protección del Espacio Aéreo Mexicano, debe coordinarse y subordinarse al Centro Nacional para la Protección y Vigilancia del Espacio Aéreo (CENAVI) que encabeza la Defensa.

El tránsito de aeronaves militares procedentes de Estados Unidos no es infrecuente, en el marco de la cooperación bilateral entre las fuerzas armadas de ambos países, pero casi siempre a altitudes mucho más elevadas o a ras de tierra. No obstante, este avión en particular volaba a una altitud de 32,550 pies, una zona en la que podría encontrar aeronaves comerciales en ascenso o descenso, pues se trata de aerovías muy transitadas, lo cual no sólo es anormal sino riesgoso.

El avión, un C-135 modificado con una serie de sensores a bordo para detectar, identificar y geolocalizar señales de todo el espectro electromagnético, y cuya misión es rastrear señales para labores de inteligencia, pertenece a las fuerzas especiales de Estados Unidos que, entre otras cosas, ha tenido misiones en Kosovo, Libia y otros países en guerra y, junto con otros 16 aparatos similares, tiene su asiento permanente en la base aérea militar de Offutt, Nebraska.

Por lo regular, estas aeronaves se dedican a rastrear señales encriptadas en distinto tipos de frecuencias -muchas de ellas utilizadas por grupos clandestinos- para hacer acopio de información y localizar posibles emplazamientos, armamento, operaciones sospechosas, etc., no notables a simple vista. 

El Centro de Control de tránsito aéreo de Mazatlán pudo detectar el avión a través del radar, pero éste ya se hallaba visible en aplicaciones usuales de acceso público, como es flightradar, cuya pantalla mostró la presencia de esta aeronave entre las muchas que circulan en la zona, haciendo visible además el tipo de aeronave y su procedencia: la US Air Force de los Estados Unidos.

Los controladores dieron aviso inmediato a Cenavi, como lo marca esta legislación reciente, pero quedó claro que -haya sido aprobada o no su internación al espacio aéreo mexicano- la aeronave no debió haber volado a esa altitud sin haber sido controlada por los servicios civiles o al menos, gestionada para evitar zonas conflictivas.

El mar de Cortés, aunque no es oficialmente mar territorial mexicano, pese a tener las características para ello, está bajo la gestión del Seneam y aunque existe un pequeño corredor entre las franjas de mar territorial de una costa y otra (12 millas náuticas en cada caso), lo cierto es que dicho corredor a esa altitud, debe ser controlado para evitar riesgos.

Pese a que la Secretaría de la Defensa emitió un comunicado donde reporta el avistamiento de una aeronave a 83 kilómetros al suroeste de Cabo San Lucas, lo cierto es que el avión de la fuerza aérea de Estados Unidos transitó durante varios minutos dentro del Mar de Cortés y muy cerca de las costas de Sinaloa antes de regresar al Océano Pacífico y fue notorio para todos los que tuvieron acceso a las redes sociales que estaba ahí para ser visto.

No parece ser una casualidad que el día en que los gobiernos de México y Estados Unidos acuerdan un despliegue de tropas mexicanas en la frontera y acciones concretas y contundentes para frenar el tráfico de fentanilo y migrantes hacia la Unión Americana, aparece una aeronave que muestra a las claras que nuestro vecino del norte no va a conformarse con una que otra maniobra con alcances mediáticos que sugieran que se está tomando en serio el compromiso de México. 

Sin duda es un mensaje y éste parece mostrar que sus aviones incursionan en nuestro espacio aéreo controlado porque pueden. Momentos complicados que demandarán mucha inteligencia y, quizás lo mejor para nuestro país, verdaderas muestras de un compromiso serio con la seguridad frente a los grupos de traficantes.

*Rosario Avilés:

Periodista especializada en Transporte Aéreo e Industria Aeroespacial con más de 30 años de experiencia. Encabeza el portal de noticias Aviación/Aeroespacial 21 (A21) y escribe la columna Despegues y Aterrizajes. 


Las opiniones expresadas son responsabilidad de sus autoras y son absolutamente independientes a la postura y línea editorial de Opinión 51.


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