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Por Sandra Romandía

"El poder revela al hombre; sólo los cobardes son valientes con el poder que les presta la impunidad”, escribió Octavio Paz en una reflexión sobre la esencia del poder, ese que transforma a los hombres cuando no tienen que rendir cuentas a nadie. Y precisamente esta frase me hace pensar en Manuel Bartlett, un personaje que, a lo largo de su extensa trayectoria política, ha sido un ejemplo vivo de cómo el poder, cuando está acompañado de impunidad, puede revelar los aspectos más oscuros de quienes lo ejercen.

Bartlett, quien ha pasado por diversas administraciones públicas priístas y ahora morenistas, concluye su papel al frente de la Comisión Federal de Electricidad (CFE) dejando tras de sí un rastro de irregularidades. Hoy, en Emeequis, publicamos un nuevo reportaje, firmado por Alejandro Alatriste, que desnuda otra de sus cuestionables decisiones: la compra de 414.5 millones de pesos en combustible para una termoeléctrica inoperante. Este reporte, junto con la revelación del desvío de más de mil millones de pesos en monederos electrónicos para Liverpool, retratan con crudeza la magnitud de su legado en la CFE.

El primer reportaje, publicado el pasado 2 de octubre bajo la pluma investigativa de Jorge García Orozco, reveló que durante el sexenio del ex presidente Andres Manuel López Obrador, la CFE, bajo la dirección de Bartlett, firmó 93 contratos con la tienda departamental Liverpool, resultando en un gasto de más de 1,070 millones de pesos. Estos monederos electrónicos, entregados como parte de un supuesto beneficio para la compra de uniformes y ropa de trabajo, son una muestra clara de cómo el manejo de los recursos públicos en manos de Bartlett se volvió un sistema de recompensas para sus empleados y, posiblemente, un desvío disfrazado de "prestaciones". Un escándalo de magnitud impresionante que refleja la opacidad en la administración de uno de los sectores más estratégicos del país.

Y cuando creíamos que lo habíamos visto todo, hoy publicamos un nuevo golpe: la "herencia Bartlett" no sólo incluye monederos costosos, sino también la adquisición de combustóleo por 414.5 millones de pesos para una termoeléctrica en Guaymas, Sonora, que dejó de operar en 2019. Apenas un mes después de la última entrega de 26 mil 958 m³ de combustible, la planta cerró sus operaciones. Desde entonces, ese combustóleo, junto con 9 mil 697 m³ de diésel, ha estado almacenado en tanques corroídos, con el riesgo inminente de un derrame catastrófico. En cualquier otro país, este caso sería un escándalo mayúsculo, y el exfuncionario sería llamado a rendir cuentas ante la justicia. Pero, ¿qué pasará aquí? Probablemente nada, salvo que el conocimiento del caso quede grabado en la memoria de los votantes que, en algún momento, deberán tomar decisiones en un sistema democrático cada vez más debilitado por la impunidad.

En el reportaje titulado Herencia Bartlett: compra 414.5 mdp en combustible para Termoeléctrica inoperante, se detalla cómo este combustible, que costó millones a los contribuyentes mexicanos, permanece sin uso desde 2019. Además, el reporte revela que la propia CFE ha reconocido el riesgo ambiental latente debido a la corrosión de los tanques, situados bajo el nivel freático, lo que eleva la posibilidad de una fuga durante las lluvias estacionales. A esto se suma la contratación irregular de una empresa inhabilitada, a la que se le otorgaron contratos para trabajos en instalaciones que ni siquiera correspondían a los términos originales. Esta compra absurda, acompañada de la negligencia operativa de la CFE, deja una mancha imborrable en la gestión de Bartlett, otra más en su extensa lista de irregularidades, corrupción y decisiones mal tomadas que lo han acompañado desde sus días como secretario de Gobernación.

Manuel Bartlett ha sido una figura clave en algunos de los episodios más oscuros de la historia reciente de México, desde el asesinato del agente de la DEA Enrique "Kiki" Camarena en 1985 hasta el fraude electoral de 1988, cuando "se cayó el sistema" para favorecer a Carlos Salinas de Gortari. A pesar de denuncias e investigaciones por corrupción y enriquecimiento ilícito, Bartlett sigue siendo intocable. Durante el sexenio de la "Cuarta Transformación," lejos de ser castigado, fue protegido y convertido en un emblema de la continuidad de los viejos vicios del sistema bajo una nueva bandera.

Hoy, mientras Bartlett sale "intacto" de su puesto, dejando tras de sí más de mil millones de pesos en contratos con Liverpool y cientos de millones en combustible almacenado en tanques inservibles, nos queda claro que la impunidad sigue siendo la moneda de cambio en la política mexicana. ¿Dónde están las consecuencias para quienes malgastan los recursos públicos? ¿Dónde está la rendición de cuentas para aquellos que, como Bartlett, han hecho y deshecho a lo largo de su carrera sin enfrentar ninguna repercusión?

Como periodistas, nuestro trabajo es seguir investigando, sacando a la luz las irregularidades, desvíos y actos de corrupción que los poderosos intentan ocultar bajo el manto de la impunidad. En Emeequis, continuaremos, durante este nuevo sexenio, exponiendo aquellos actos que las autoridades quieren mantener en las sombras. Porque, aunque el poder siga revelando lo peor de los hombres, el periodismo seguirá siendo un faro de luz en la oscuridad.

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@Sandra_Romandia

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