Por Sandra Romandía

Una Clara más sonriente y con mucho menor tensión, un Taboada incisivo en acusaciones como su papel aprendió y le ha salido bien, y un Chertorivski que menciona mil palabras por minuto; así se desenvolvieron los candidatos en el último debate para la Jefatura de Gobierno de la Ciudad de México. El encuentro reveló no sólo la crónica de una desilusión anunciada, sino también la uniformidad en diagnósticos de problemas urbanos tan conocidos cuanto acuciantes, como el agua, la vivienda y el transporte. ¿Sorprende a alguien en realidad que después de décadas en el poder, los problemas sigan siendo los mismos, y las soluciones, meramente retóricas?

Santiago Taboada, con su habitual vehemencia, acusó al gobierno actual de haberse rendido ante la delincuencia. "Cuando llegaste a Iztapalapa no era la alcaldía más insegura, lo lograste", arremetió. Propuso un blindaje del transporte y la creación de un grupo especial para combatir la extorsión, además de prometer 14,400 cámaras en la CDMX y una fiscalía reformada que realmente funcione. Sin embargo, uno no puede evitar preguntarse, ¿acaso no hemos escuchado estas promesas antes? ¿De qué sirven las cámaras si la impunidad prevalece al 99%?

Mujeres al frente del debate, abriendo caminos hacia un diálogo más inclusivo y equitativo. Aquí, la diversidad de pensamiento y la representación equitativa en los distintos sectores, no son meros ideales; son el corazón de nuestra comunidad.