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Por Sandra Romandía
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Debo reconocer que este debate por la jefatura de gobierno de la Ciudad de México se antojaba descafeinado y predecible: en nada se parecen los personajes de esta contienda a los de la anterior en 2018 cuando compitieron Claudia Sheinbaum, Alejandra Barrales, Purificación Carpinteyro y otros tres. Era un ring con demasiados adversarios juntos, pero algunos de ellos con perfiles interesantes. Pero en el debate de ayer entre los aspirantes Clara Brugada, del bloque oficial; Santiago Taboada de PRI-PAN-PRD; y Salomón Chertorivksi de Movimiento Ciudadano surgieron datos interesantes, se revelaron personalidades no conocidas y señalamientos con argumentos. También, claro, denostaciones sin sentido, actos casi cómicos fuera de lugar y promesas fantasiosas.

El domingo 17 de marzo del 2024 fue un día  importante  para los ciudadanos de la  Ciudad de México, un día en el que tuvimos la oportunidad de ver a los candidatos en acción, exponiendo sus propuestas y visiones para liderar la capital del país. Sin embargo, lo que prometía ser un debate rutinario se transformó en un escenario donde las sorpresas y los golpes resultaron un tanto interesantes. 

Comencemos por el candidato que sorprendió con sus acusaciones directas y contundentes: Santiago Taboada. Este representante de la coalición PRI-PAN-PRD no escatimó en señalar presuntas irregularidades y presuntos casos de corrupción no conocidos relacionados con Clara Brugada, destacando la adquisición de un inmueble por una cifra ridículamente baja y exponiendo documentos que respaldaban sus afirmaciones. Taboada demostró una claridad y una firmeza inusuales en comparación con sus promocionales, aunque cabe señalar que su dependencia excesiva de apuntes pudo haberle restado algo de espontaneidad y frescura.

Por otro lado, Clara Brugada, la candidata del bloque oficial, no logró deslumbrar en el aspecto de la oratoria y la presentación. Aunque sus propuestas fueron detalladas y apuntaron a temas clave como la certeza jurídica, el apoyo a las empresas locales y la transformación de la movilidad, su falta de énfasis y entonación le restaron impacto en un escenario donde la comunicación efectiva juega un papel fundamental. “La voz de Clara, no sabemos si habla o llora”, escribió en X  la analista en comunicación Bárbara Tijerina.  Es importante destacar que, aunque suelo apoyar la representación femenina, la realidad es que la capacidad de oratoria y la presencia escénica son aspectos cruciales para conectar con el público y transmitir confianza, y en este caso Clara quedó atrás por ello. 

En cuanto a Salomón Chertorivski, su intervención fue más bien una representación de lo innecesario que puede ser el humor en un contexto serio como un debate electoral. Si bien es importante mantener un tono ligero en momentos adecuados, su enfoque en lo cómico desvió la atención de las propuestas concretas y los argumentos sólidos que los ciudadanos esperaban escuchar.

Las acusaciones de todos hacia todos al final del debate dejó un sabor de boca agridulce; algunos con datos precisos y otros con las mismas frases que tenemos décadas escuchando.  En resumen, el debate electoral para la jefatura de gobierno de la Ciudad de México dejó al descubierto varias facetas de los candidatos. Desde la contundencia de Santiago Taboada hasta las deficiencias en la comunicación de Clara Brugada y el desenfoque de Salomón Chertorivski,  nos dejaron con la sensación de que las promesas políticas carecen de números reales y que la verdadera capacidad de liderazgo va más allá de las palabras vacías y las estrategias superficiales.

Es momento de que los ciudadanos analicen con detenimiento cada propuesta, cada acción pasada y presente de los candidatos, para tomar una decisión informada y consciente en las próximas elecciones. La Ciudad de México está sedienta de un liderazgo potente, que abrace el bienestar de su gente y convierta los desafíos en verdaderas puertas hacia un futuro de progreso.

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@Sandra_Romandia

Las opiniones expresadas son responsabilidad de sus autoras y son absolutamente independientes a la postura y línea editorial de Opinión 51.


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