Por Sandra Romandía
Las imágenes son dolorosas: mientras los migrantes golpean con furia los candados de su celda en la estación migratoria del Instituto Nacional de Migración (INM) de Ciudad Juárez, justo a unos metros del cruce con Texas, los agentes mexicanos que dependen de este gobierno deciden ignorarlos y retirarse ante el inminente peligro que representa la propagación del fuego.
Minutos antes, un incendio que empezó, al parecer, en unos colchones, creció de manera intempestiva en ese centro de detenciones para personas de otros países que pasan por México intentando llegar a Estados Unidos. Según las imágenes disponibles en las cámaras de seguridad, la manifestación del fuego empezó donde ellos, más de 60 migrantes, estaban detenidos y hacinados desde hacía unas horas atrás, capturados por la institución mexicana que los recluyó como si fueran delincuentes; como si no nos doliera como connacionales ver a nuestros paisanos en Estados Unidos vivir la misma persecución.