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Por Sara Reynoso

“Si no te amas a ti mismo, nadie te podrá amar” Parece una sentencia de muerte o un castigo supremo por no amarte.  Porque además, pocos comprendemos a ciencia cierta qué es el “amarte” realmente.  

 

Para empezar, el amor propio tiene una infinidad de clichés y connotaciones. 

 

Creemos que amor propio es prender una vela, darnos un baño de burbujas y ponernos una crema deliciosa en el cuerpo, ponernos lindas o comprarnos algo especial, y aunque si, es parte del “quererse”, la realidad es que el amor propio va mucho mas allá.

 

¿Quién nos enseña a amarnos? Quienes tenemos 40 años o más… crecimos en un entorno social que nos decía “Ve por el prójimo”, esta voz silenciosa nos decía “tú no importas… primero están tus papás, tus hermanos, los vecinos, tus hijos, tu pareja”.   Sin darse cuenta las mamás de esa época nos enseñaron (con honrosas excepciones) a aferrarnos con uñas y dientes a la pareja porque no había mujer digna sin esposo … y entonces, ¿quién nos habló del amor propio? Si nos equivocábamos solíamos escuchar un “hazte para allá, yo lo hago” en el mejor de los casos y en un mal escenario “que inútil, ¿no piensas?” 

 

Sin embargo hoy todo grita fuerte y claro: “¡Ámate para que te amen!”

¿Cómo? ¡En el subconsciente no está ese software!

 

Así que empieza el maravilloso proceso de devorar infinidad de libros de autoayuda, de tomar mil y una terapias que van desde las tradicionales psicológicas, hasta regresiones, breathwork, sanación cuántica, etc etc etc

 

Y resulta todo un vía crucis empezar a sanar todas esas heridas que sin darnos cuenta nos alejaron del amor propio.  

 

Las buenas noticias son que cada vez estamos más cerca, las mamás de hoy tenemos una consciencia distinta, así que motivamos a nuestros hijos y tratamos de respetarlos para no violar su dignidad, diría que en las nuevas generaciones hay mas confianza y autoestima… pero siendo honestos, que gran conflicto es aprender a amarnos a nosotros mismos en un mundo de constante comparación y competencia.

 

Es un proceso de dejar atrás el juicio, darnos verdadero permiso de abrir la caja de Pandora del corazón y empezar a sacar todos los trapos sucios. Para muchas personas es mejor permanecer un tanto ajenos al dolor y hacer de cuenta que todo está bien, pero ese verdadero trabajo de ir hacia adentro y empezar a sanar, a aceptar y a reconocer que somos grandiosas, que tenemos atributos que nadie más tiene, que llegamos a la tierra con un plan y un propósito únicos, pocas personas lo emprenden. Tendemos a quedarnos en las capas superiores del dolor. ¿Para qué ir más profundo si hoy estamos bien? 

 

Lo que no sabemos es que el dolor se queda atrapado en el interior y con el tiempo va generando un hueco vacío, cada vez más difícil de llenar que nos lleva a sentir insatisfacción a pesar de tenerlo todo.

 

A mí me tomó un divorcio y bastantes decepciones el empezar a verme de forma distinta, ya que aunque nunca me minimizaron con palabras, si crecí creyendo que no era tan digna ni tan grandiosa, pero las good news es que a través de terapias y procesos infinitos de sanación pude por fin voltearme a ver como alguien valioso, y la realidad, es que si le escarbamos un poquito, la humanidad adolece de inseguridad.  El principal problema que he observado los últimos 12 años en mis pacientes en consulta es que todos buscamos amor y aceptación, todos.

 

Al empezar a tomar terapia vemos que en el fondo del corazón hay heridas del niño interior que siempre se asoman, pero aprendemos a blindarlas y disfrazarlas, con títulos, con ropa de marca, con maquillaje y en otras ocasiones con una tremenda obsesión hacia el éxito y el no fallar.

 

Les diría que el verdadero amor propio se basa en la aceptación de quienes somos, sin etiquetas, sin juicios, con la profunda consciencia de que cada día podemos evolucionar para ser mejores y sentirnos más cómodos en el planeta, sin tanta frustración y sin tanta expectativa.

 

El verdadero amor propio se basa en la capacidad de aceptarte tal cual eres, pero amándote tanto que el crecer, ser feliz y evolucionar se vuelve tu prioridad.  Dejar de querer complacer a los demás y empezarte a complacer en primer lugar a ti misma, después a los demás, si queremos.  Suena egoísta y quizás nuestro cerebro diga NO al principio, pero ésto del amor propio funciona como la mascarilla de oxígeno en el avión.

 

Aceptar nuestro cuerpo y nuestra forma, ser conscientes de nuestro valor más allá de la forma, que no importe si estamos solas o en pareja.  Dejar de juzgar nuestras fallas y abrazar cada instante de la vida a pesar del caos, esos son los vislumbres del verdadero amor propio.

 

Es ponerte como prioridad, escuchar tu cuerpo y parar cuando requiere parar, es avanzar a pesar del miedo sabiendo que una voz interna llamada corazón e intuición nos guían, es sentirte un regalo para el mundo y permitir que el mundo se convierta en un regalo para ti.

 

La realidad es que todo ésto SÍ es posible.

 

A través de estas letras semanales les iré compartiendo la magia de sanar y aprender a amarnos. Sentir la vida, vivir el proceso, la meditación, la apertura de consciencia y la valentía son los principales elementos de un camino lleno de luz y la gran noticia es que a través de pequeñas meditaciones que compartiré con ustedes en nuestra sección de RESPIRA, encontrarán ayuda con este proceso y un remanso de paz en nuestra ajetreada vida.

 

Así que a amarnos cada día más, desde la aceptación plena del ser, haciéndonos responsables de nosotras mismas, para entonces sí, proyectar ese amor y volvernos un abrazo vivo de consciencia.  

 

Espera la meditación… La primera por supuesto será del AMOR PROPIO.

 

En amor, por amor y para el amor.

 

Sara Reynoso 

Terapeuta y Sanadora Energética

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Meditaciones
Meditaciones en Opinión 51 con Sara Reynoso. Unos minutos para aliviar el dolor, la tristeza o sentir alegría.

Las opiniones expresadas son responsabilidad de sus autoras y son absolutamente independientes a la postura y línea editorial de Opinión 51.


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