Por Saray Sánchez
Hace un par de días fue el clásico simulacro de la Ciudad de México que como ya nos pasa regularmente a los mexicanos, nos sorprendemos porque llega una segunda alarma donde ya no es una simulación y lo hacemos con más seriedad.
Eso mismo siento que pasa con las compañías que acaban de innovar por primera vez. De repente suenan las alarmas. ¡Todo el mundo a innovar! Brainstorms, workshops, hackathones, buzones abiertos a toda la compañía, más de 1500 ideas inscritas, conceptos ganadores, premios para los más creativos; un año después y nadie ha hecho nada. El problema es que después de tanto esfuerzo, gasto y de ninguna idea en el mercado, la innovación pierde sentido cuando debería de ser una de las mejores herramientas para el desarrollo del negocio.
Hay dos preguntas clave a responder sobre este tema, la primera es: ¿Qué es innovación? Y sobre todo ¿por qué innovar? normalmente se piensa que es hacer las cosas diferentes o hacer algo que nunca se había visto antes, pero es mucho más valioso y sencillo que eso, innovar es crear valor en dos niveles, ya sea mejorando lo que ya haces o desarrollando una nueva oportunidad de negocio en la que en ambas situaciones satisfaga una necesidad clave en el mercado y regrese valor a tu empresa. Esto quiere decir que innovación no son ideas, experimentos, o prototipos: debe generar valor para ambas partes.
Es importante que la innovación no se vea como un gasto, todo lo contrario, es productividad inmaterial y rentabilidad con visión. Y aunque las compañías siempre están buscando la automatización rentable y no cambiar nada, esta debe ser parte fundamental de la estrategia para permanecer y sobresalir; porque las buenas compañías crecen pero las mejores evolucionan.
La segunda pregunta clave es: ¿Cómo innovar? En los 10 años que llevo desarrollando laboratorios y proyectos de innovación me he dado cuenta que uno de los principales retos de las compañías al intentar adoptarla, es la falta de un plan estructurado que venga desde la dirección más alta y que lo sepa transmitir a toda la organización. Es muy difícil que la innovación suceda si es un proceso accidental –aunque sigas con la esperanza de que algún día llegará esa gran idea dentro del buzón– no lo dejes a la suerte.
A continuación te comparto 4 claves para habilitar la innovación:
1. Enfoque estratégico: deja de gastar tu presupuesto en esfuerzos aleatorios, detén el proceso y primero define por qué y para qué vas innovar siempre centrado en el usuario –pregúntate: ¿qué agregaría mayor valor si lo resolvieras hoy?– y agrégalo como pilar estratégico a tu plan anual. Si aún no dominas el proceso para innovar comienza con mejoras incrementales (mejorar lo que ya haces) y después analiza qué nuevos negocios puedes desarrollar a partir de lo que ya dominas.
2. Desarrolla un proceso adecuado a tu ADN: todas las compañías son diferentes, tienen su propia cultura, procesos y lineamientos; al igual que no es lo mismo una start up que una compañía de XXX número de empleados.
La metodología para innovar lo veo casi como un proceso científico a seguir, sin embargo los recursos, mentalidades y herramientas de cada compañía son diferentes. Hay que hacer un traje a la medida para que se habilite la innovación correctamente.
3. Identifica los perfiles con mayor capacidad de persistencia y resiliencia: es verdad que para innovar es importante saber ser empático, practicar la escucha activa y ser creativo, pero para que la innovación se haga realidad vas a necesitar de un perfil necio –no terco– que sepa aguantar las negativas y las críticas del resto de los equipos sabiéndolos persuadir para sumarlos al proceso y lograr que colaboren juntos para lograr innovar.
4. Suma a todos tanto en la creación como en la ejecución. No se trata de someter a los equipos a cantos y juegos para que las ideas fluyan si no de crear las condiciones adecuadas para que el intercambio de información nutra el proceso de ideación –no aísles a los equipos de innovación– para que así los que ejecutan sean parte del proceso y estén convencidos de llevarlos a la realidad.
Después de tomar en cuenta estas 4 claves, piensa si tu empresa de verdad está creando y capturando nuevo valor; de lo contrario, es momento de planear, reestructurar y reenfocar esfuerzos. Para que las ideas se hagan realidad, la innovación no debe ser un gol por sí mismo, sino la obsesión con el valor que estás generando en el mercado. Porque en el momento en que dejes de hablar de lo innovadora que es tu compañía y empieces a hablar de las creaciones que tienes en el mercado, tu empresa habrá dejado de estar viviendo el simulacro de la innovación.
Saray Sánchez es consultora en innovación, conferencista y profesora desde hace más de 10 años en RedBox Innovation donde ha desarrollado proyectos para más de 30 marcas en distintas industrias a lo largo de LATAM y EEUU. Da más de 30 conferencias al año sobre cómo innovar y la metodología para lograrlo.
Las opiniones expresadas son responsabilidad de sus autoras y son absolutamente independientes a la postura y línea editorial de Opinión 51.
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