Por Señorita Lechuga
Terminamos la clase de natación y la maestra nos dijo: ¡tres minutos como estrellas! Se trata de una posición de relajamiento, con el cuerpo y sus extremidades extendidas en forma de estrella (sea de mar o de cielo) viendo el techo.
Observé en esa dirección, pero antes de encontrar el techo vi un rayo de luz dorado y luminoso. Se parecía a la luz que produce el acercamiento del verano, pero también pensé en muchas cosas, como en las ocasiones más recientes donde alguien tocaba mi espalda o caminábamos por la calle tomados de la mano inconscientes de tanto amor y muy conscientes (al menos yo) de que todo termina. Dicho de otra manera, sé que siempre soy yo ese mismo capítulo de iniciación y final.