Por Sharon Vanessa
Soy Sharon Vanessa, soy originaria de la región del Istmo de Tehuantepec en Oaxaca. Actualmente resido en el municipio de Asunción, Ixtaltepec y me identifico como una entusiasta zapoteca e hija de la tierra. La causa con la que trabajo es justo la regeneración de los vínculos con la naturaleza y el fortalecimiento del arraigo cultural y comunitario. Creo profundamente en la importancia de reconectar con nuestro entorno y nuestras raíces, saberes comunitarios, siempre promoviendo prácticas que sean sostenibles y que vayan acorde a los valores comunitarios que hemos tenido a lo largo de los años y que han sido fundamentales para los pueblos originarios, al menos aquí en Oaxaca. Comencé a ser activista porque crecí viendo cómo de alguna forma se van debilitando los lazos entre las comunidades y el entorno natural. Algo que considero que, pues, es esencial para nuestra identidad y supervivencia. También al estar viendo que cada vez llegan proyectos, megaproyectos a las comunidades que van despojando de las tierras a las personas. No me podía quedar con los brazos cruzados viendo que era lo que estaba pasando. Desde ahí, pues, también tratando de hacerla de pedo.
Entendí que para transformar esta realidad es necesario actuar. Así fue también como empecé a organizar algunas caminatas de reconocimiento territorial, algunos tequios con otras compañeras, y actividades educativas con niños y niñas fomentando siempre el amor por la tierra y las tradiciones y la cultura.
Me uní a Constituyentes porque vi que este era un espacio y una oportunidad de poder amplificar nuestras voces como pueblos originarios. Una oportunidad de construir colectivamente soluciones que pongan en el centro a la naturaleza y a las comunidades. Constituyentes para mí representa una plataforma, una conexión para poder visibilizar las causas y seguir aprendiendo al final de cuentas. Creo que eso es lo importante. Aprender de otras causas y también, pues, replicar muchas de las herramientas que hemos aprendido aquí, pues para seguir, también es necesario demostrar que los saberes ancestrales y comunitarios son clave para enfrentar los desafíos actuales.
Ser activista el día de hoy implica un entorno lleno de retos, desde la falta de apoyo institucional, la apatía de la sociedad algunas veces, incluso la creciente crisis climática que hay, la pérdida del territorio, el despojo de tierras y, pues, también la pérdida de saberes comunitarios.
Hay muchos retos, sin embargo, considero que también es un momento lleno de posibilidades donde la conexión global y las tecnologías pueden ser herramientas para fortalecer nuestras causas, como lo ha estado siendo hasta ahorita con esta red nacional. En el futuro el activismo exige unir fuerzas entre comunidades y colectivos que trabajan diversos temas y también trabajar por la defensa de nuestros derechos y territorios, siempre desde una perspectiva de cuidado mutuo y respecto a la diversidad. Creo que eso es clave para educar a las nuevas generaciones e inspirarlas también a continuar con esta labor desde nuestros propios contextos y realidades.
Las opiniones expresadas son responsabilidad de sus autoras y son absolutamente independientes a la postura y línea editorial de Opinión 51.
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