Conoce a Silvia Dávila, CEO de Danone
¿En qué momento empezó tu historia? Para Silvia fue cuando de un día a otro se vio obligada a crecer. Tenía siete años cuando su padre murió de cáncer de páncreas, su madre, una mujer joven, veintisiete años menor que su esposo, se quedó al frente de una familia de tres hijos y una abuela. Ella fue la muestra de que siempre se puede salir adelante. Su primer trabajo formal fue haciendo hamburguesas y limpiando baños en Mc Donalds, “como empiezan todos en Mc. Donalds”, recuerda. Pero su crecimiento fue rápido, de las parrillas hasta abrir nuevas sucursales en el momento en el que la cadena de comida rápida era un fenómeno de ventas y largas filas de coches esperaban horas para entrar.
Ordenada, clara, determinada, de mentalidad matemática. Le faltaban tres meses al año cuando tuvimos esta conversación y ya llevaba 21 libros leídos. Ahora escucha audiolibros porque la acompañan mientras corre. Lee de todo, y no deja de aprender. De su mamá aprendió que hay que “hacer lo que te toca hacer”. Y ¿qué le toca a hacer a Silvia? Ocupar su talento en el tema que más le apasiona: el desarrollo de las mujeres.
Fue en el 2007 cuando llegó a su primera posición como gerente general, y contrario a lo que cualquiera pensaría, se sintió tremendamente sola. Pero al llegar al International Women´s Forum (organización de la que hoy es vicepresidenta global) descubrió que había muchas más mujeres como ella, no solo aprendió que aunque las posiciones de liderazgo son un lugar solitario en México y el mundo, no era la única, y quizá la lección más importante, aprendió a confiar en ella, pero no confiar en ella como si se tratara de un escudo que no admite error, al contrario. “Es importante ser vulnerable y pedir ayuda”, Silvia dedica gran parte de su tiempo a las redes que ha creado.
-¿Cómo buscas esa ayuda?
-Tomas el teléfono, las llamas, y pides consejos.
“Respirar ansiedad y exhalar visión y tranquilidad”, como una las cualidades que debe tener un líder, y también poder aceptar cuando se cometen errores y cambiar el rumbo. Sin embargo, cuenta que llegar ahí toma años, “sentirte cómoda en tu piel”.
Silvia tenía como meta ser Directora de Marketing, pero la posición la alcanzó a los veintiocho años.
“Pero la vida te da sal y pimienta”, comparte.
Convertirse en cabeza de familia al año de casada puso a prueba su matrimonio, y sin embargo, está cerca de llegar a su aniversario 25; atañe el éxito a la capacidad de reinvención de su esposo. También cita a otras mujeres, a Gina Diez Barroso: “No te busques un marido, busca un socio de vida”, y a su primera mentora, Martha Miller. Martha era Gerente General de Procter & Gamble y ella tenía año y medio de haber llegado a la compañía cuando pidió una cita para verla. Recuerda llegar a su oficina en la que recibió la más importante lección de liderazgo, al sentarse, Martha tomó una caja de pañuelos desechables y la puso frente a ella. “Si alguien quiere llegar a hablar contigo, siempre ten una caja de pañuelos, porque no sabes con la carga emocional con la que llegan, y esa descarga la necesitamos, y que una persona lo pueda encontrar contigo es maravilloso.”
Y sin embargo, crecimos en una cultura que exigía separar lo personal de los profesional, pero aunque Silvia reconoce que depende de la cultura de cada compañía, la pandemia nos enseñó que somos un todo,” tus colegas entraban a tu sala, veían a tus hijos darte un beso en las mañanas”. Aunque le gusta mucho la palabra “compartimentalizar” (la dice sin equivocarse), no podemos poner cada cosa en un compartimento separado, “somos un solo ser humano, y las formas como se hacían negocios tradicionalmente cambiaron, ya no existen modelos prescritos…. Hay mucha más tolerancia a la vulnerabilidad, mucha más tolerancia a la duda y eso es un maravilloso espacio para el liderazgo femenino.”
Imposible no pensar en Silvia como la mujer que después de haber encontrado que las posiciones de alto liderazgo eran un lugar solitario, ha hecho y sigue haciendo todo por asegurarse de que muchas más lleguen hasta ahí, para que ninguna otra tenga que sentirse sola.
En todas las fotografías Silvia lleva joyería de Tiffany & Co.
Foto: Santiago Ruiseñor | Maquillaje: Roberto Sierra
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