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Por Sofía Pérez Gasque

En un mundo donde la independencia económica es sinónimo de seguridad y crecimiento, las mujeres empresarias y emprendedoras tienen un papel clave en la transformación del país. Lograr la libertad financiera no sólo les permite tomar decisiones estratégicas en sus negocios, sino que también impacta en la reducción de la violencia de género y en el fortalecimiento de la economía nacional.

El empoderamiento financiero de las mujeres es una herramienta poderosa para disminuir la violencia de género. Según un estudio de la Universidad Javeriana, cuando las mujeres poseen ingresos propios y control sobre sus finanzas, tienen mayores posibilidades de salir de relaciones abusivas y acceder a servicios de apoyo. En contraste, la dependencia económica es una de las principales razones por las cuales muchas mujeres permanecen en situaciones de violencia.

Además, de acuerdo con el Banco Mundial, las mujeres que participan en la economía formal y cuentan con estabilidad financiera pueden influir positivamente en sus comunidades, promoviendo relaciones más equitativas y fomentando una cultura de respeto e independencia.

Para las mujeres que lideran empresas y startups, el impacto de la independencia financiera va más allá del beneficio personal. Según McKinsey, si se cerrara la brecha de género en la participación económica, el PIB mundial podría aumentar en 26%. En México, la brecha laboral sigue siendo un reto, ya que solo el 45.6% de las mujeres participa en la economía, frente al 70.2% de los hombres (INEGI).

El crecimiento del emprendimiento femenino ha demostrado ser una de las soluciones más efectivas para este problema. En los últimos cinco años, el número de mujeres emprendedoras en América Latina ha crecido un 50%, impulsando nuevos modelos de negocio sostenibles y generando empleos de calidad (Global Entrepreneurship Monitor).

Para consolidar su independencia financiera, las empresarias y emprendedoras pueden aplicar estrategias clave que fortalecen su crecimiento y estabilidad:

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  1. Diversificar ingresos: No depender de una sola fuente de ingresos y buscar oportunidades de inversión.
  2. Administrar recursos inteligentemente: Implementar métodos de presupuesto efectivos, como la regla 50/30/20.
  3. Fomentar la educación financiera: Invertir en conocimiento sobre finanzas, impuestos y estrategias de inversión.
  4. Crear redes de apoyo: Conectar con otras empresarias para compartir experiencias y acceder a oportunidades.
  5. Construir un fondo de emergencia: Ahorrar para momentos de crisis y evitar depender de financiamiento externo.

Como mujeres empresarias, tenemos la oportunidad de transformar la economía y la sociedad desde nuestro liderazgo. Apostar por la independencia financiera no solo fortalece nuestros negocios, sino que también abre camino para que más mujeres accedan a un futuro con mayor equidad, seguridad y éxito.

La libertad financiera no es solo un objetivo personal, es una estrategia de impacto nacional. Empoderémonos, invirtamos y lideremos el cambio. México nos necesita más fuertes que nunca.

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@SofíaPérezGM

Las opiniones expresadas son responsabilidad de sus autoras y son absolutamente independientes a la postura y línea editorial de Opinión 51.


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