Por Sofía Guadarrama
En 2019, el exgobernador de Oaxaca, Ulises Ruiz e integrantes de la corriente Democracia Interna del PRI denunciaron que se estaba preparando un fraude interno, parte del cual consistía en pagar a los comités estatales para inflar el padrón electoral para que el gobernador de Campeche, Alejandro Moreno Cárdenas, ganara la dirigencia nacional del PRI. Ulises Ruiz y la corriente Democracia Interna del PRI señalaron que Alito era el candidato del expresidente Enrique Peña Nieto, Alejandro Murat y Ángel Riquelme Solís.
Asimismo, en Puebla, Gabriel Barragán Cásares, representante de la candidata Ivonne Ortega Pacheco, aseguró que el 80% de los votos a favor de Alejandro Moreno no habían sido de priistas. Hubo rumores de que se había inflado con militantes de MORENA, pues habían obtenido más de 100 000 votos en Puebla. Cabe aclarar que en aquella elección se esperaba una participación de 6 % del padrón electoral, es decir, alrededor de 39 000 o 40 000 priistas, de los cuales Alito debía alcanzar unos 18 000 votos, menos del 20 % de los 100 000 obtenidos. ¿Les suena familiar?
Lo de estos días no es nada nuevo. Ya se veía venir. La vigesimocuarta Asamblea Nacional del PRI, en el World Trade Center, aprobó en fast track, y a mano alzada, 15 artículos de sus estatutos y sus cinco artículos transitorios, entre ellos una reforma que permitirá que Alejandro Moreno se reelija para el periodo 2024-2027 y si tiene suerte, que permanezca en la dirigencia del PRI hasta el 2032. Y no sólo eso: el Partido Revolucionario Institucional se declaró anti neoliberalista.Nada más obradorista que esto.