Por Sofía Guadarrama
Circula en redes sociales una grotesca pantomima que pretende emular a las obras del teatro medieval, en las cuales se burlaban de las monarquías. En la pantalla, un grupo de militantes de Morena tiene por objetivo convencer a un público ingenuo y desinformado sobre los supuestos beneficios de poder elegir a magistrados.—Orita vamos contra él, señor —dice el protagonista de este remedo que señala con el índice a un hombre vestido con una toga y una máscara de cerdo—. Orita nos encargamos de ese orejas de puerco. ¡Yo soy Súper Moreno! —Literalmente, se da una pirueta sobre el piso al ridículo estilo del Chapulín Colorado. (Entiéndase que el Chapulín Colorado era ridículo a propósito para divertir)—. ¡Defensor de la justicia municipal! Y ahora sí, ustedes han si… —interrumpe su diálogo para presentar a otro seudoactor—. Ay, mira, y aquí viene mi amigo. ¡Eso, el Súper Morenazo!Entra al escenario callejero un hombre con una máscara de luchador, el cual simula golpear al juez con máscara de puerco.—Ahí estamos los dos. Y ustedes han sido los culpables… —Alguien del público lanza una pelota al juez y el interlocutor pide que lo esperen—, del gran retraso que este pueblo… —Olvida su discurso y lo cambia—. Que todo este país emprendió ya hace seis años. Y ya es momento de la reforma. La reforma al Poder Judicial. Claro que sí. Vamos, amárrenlo.El juez con cara de cerdo intenta escapar de forma caricaturesca. Una mujer y un hombre lo atan.—Ahora sí, todos, todos elegiremos, todos vamos a elegir a nuestros representantes en una votación extraordinaria… A nuestros ministros, magistrados y a todos nuestros jueces. No más injusticia. Es momento de que el Poder Judicial sirva al pueblo. El pueblo no debería temerle. No debería tenerle miedo al Poder Judicial. El Poder Judicial debería temerle al pueblo. ¡Ahora sí, al ataque…! —Un grupo de niños le lanza pelotas al juez con cara de cerdo.Esto es una representación infantil, porque así ve el gobierno de López Obrador a sus gobernados, como niños y no sólo eso, también como tontos. Lo peor de todo es que puede ser que tengan razón.