Por Sofía Guadarrama
En 1978 se estrenó la primera de 13 películas de terror estadounidense de la saga titulada Halloween, dirigida por John Carpenter, en la cual el psicópata Michael Myers escapa de un hospital psiquiátrico y se dedica a matar niños mayores de 11 años.
Fue a partir de la llegada de dicha película a México que —al inicio de la década de los 80— el Halloween comenzó a ganar popularidad en el país. No obstante, con el paso del tiempo esto forjó nuevos monstruos en las mentes de los más nacionalistas y conservadores, quienes argumentaron que el Halloween no pertenecía a nuestras raíces, como el día de muertos, lo cual también es una creencia errónea. Pero vamos por partes:
El Halloween, al igual que el día de muertos, proviene de la víspera de las fiestas cristianas: el día de todos los santos y todos los difuntos, en español y AllHallow’s Eve, en inglés que significa “víspera de todos los santos”, la cual se celebraba la noche del 31 de octubre.
Existe otra versión que dice que el Halloween proviene del Samhain, una antigua festividad celta originada hace más de 2000 años, la cual celebraba el final de la cosecha y el inicio del invierno, en lo que hoy conocemos como Reino Unido, Irlanda y el norte de Francia.
De acuerdo con la creencia de los celtas, durante esa noche, los muertos podían volver al mundo de los vivos. Tal y como se cree en México hoy en día. Los celtas abrían las tumbas, que ellos consideraban portales al mundo de los muertos. No obstante, según su dogma, no todos los muertos que volvían al mundo de los vivos durante el Samhain eran buenos. Para protegerse de estos seres malvados, los vivos se disfrazaban con máscaras y pieles de animales.
Encendían hogueras para quemar paja y para repeler la brujería y las enfermedades. Asimismo, iban de casa en casa, pedían soul cakes, “panes de alma” y a cambio prometían orar por sus difuntos. Se dice que esta práctica transmutó al moderno trick-or-treat, “trato o truco”.
Con el surgimiento del cristianismo y la conquista religiosa alrededor de todo el mundo, muchas festividades se fueron mezclando y ésta no fue la excepción. Surgió el día de los santos, el cual se instituyó cada 13 de mayo. En el siglo VIII el papa Gregorio III cambió la fecha original al 1 de noviembre.
En Irlanda y Escocia comenzó la costumbre de utilizar remolachas o calabazas como linternas, llamadas hoy en día Jack-o’-lanterns, “la linterna de Jack”.
Cuenta la leyenda que un hombre llamado Jack no pudo ir al cielo ni al infierno y tuvo que deambular por la eternidad en la tierra con un pedazo de carbón del infierno con el cual encendía su linterna.
Con la migración al continente americano, también llegaron las costumbres católicas y anglicanas. En el siglo XIX, los inmigrantes irlandeses y escoceses llevaron el All Hallow 's Eve a la América colonial de Nueva Inglaterra.
Se cree que fueron los inmigrantes haitianos y africanos quienes llevaron las creencias sobre gatos negros, fuego, brujería y el vudú.
Poco a poco, esta celebración fue tomando fuerza en Estados Unidos hasta llegar al siglo XX cuando la mercadotecnia la popularizó mundialmente.
No obstante, en México subsisten quienes rechazan rotundamente esta celebración con el argumento de que no pertenece a nuestras raíces como el día de muertos. ¿Seguros?
El próximo viernes les contaré sobre el origen del día de muertos cristiano y mesoamericano.
Las opiniones expresadas son responsabilidad de sus autoras y son absolutamente independientes a la postura y línea editorial de Opinión 51.
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