Respira
Por Sofía Guadarrama Collado
Al inicio de su gobierno José López Portillo creó la Secretaría de Programación y Presupuesto, para dividir las áreas de ingresos y egresos y luego colocó a Miguel De la Madrid Hurtado, quién a su vez llevó a su ex alumno de la UNAM, Carlos Salinas de Gortari. Para 1980 De la Madrid y su equipo entregaron al presidente un programa llamado Plan Global de Desarrollo (PGD).
El encargado del Plan Global de Desarrollo era Salinas, quién tenía tres colaboradores: Manuel Camacho Solís, el francés de ascendencia española y naturalizado mexicano, Joseph-Marie Córdoba Montoya y Rogelio Montemayor, quien llevó al sonorense Luis Donaldo Colosio Murrieta.
La caída del Muro de Berlín cambió al mundo en 1989. Terminó la Guerra Fría y la economía dio un giro. Carlos Salinas viajó a Francia en ese año y se reunió con el presidente François Mitterrand, quien, inesperadamente le cambió la visión del Mundo a Salinas que regresó a México convencido de que debía modernizar la economía mexicana al convertirla en neoliberal.
Una de las acciones más criticadas en el gobierno de Salinas es la privatización de empresas nacionales y se ignora que no siempre fueron del Estado, sino que fueron expropiadas en los sexenios de Lázaro Cárdenas, Luis Echeverría y José López Portillo. Y no sólo eso, también generaron una carga al erario público pues había que indemnizar, por ejemplo, a las empresas petroleras en el sexenio de Lázaro Cárdenas. O el canal 13 que antes de convertirse IMEVISIÓN y años más tarde en TV Azteca, pertenecía Corporación Mexicana de Radio y Televisión S.A. de C.V, propiedad del empresario Francisco Aguirre Jiménez (fundador de Grupo Radio Centro), quien había recibido la concesión en 1967 por parte del presidente Gustavo Díaz Ordaz.
Cuatro años más tarde, el presidente Luis Echeverría Álvarez presionó a Aguirre Jiménez para que le vendiera el 41 % de sus acciones ya que el otro socio se las había vendido con anterioridad al gobierno. El 15 de marzo de 1972 el gobierno echeverrista adquirió el canal 13. (Francisco Aguirre Jiménez falleció en 1979).
Luis Echeverría ya había hecho lo mismo a 372 empresas. José López Portillo incrementó la cifra a 1115 empresas, lo cual provocó una fuga de capitales de 55,000 millones de dólares.
Miguel De la Madrid y Carlos Salinas de Gortari, como su Secretario de Planeación y Presupuesto, comenzaron la mal llamada privatización de empresas que más que generar beneficios al Estado eran una carga insostenible y gigantescos nidos de corrupción.
Se ha dicho que Salinas malbarató las empresas. No había forma de venderlas más caras. Estaban en quiebra, endeudadas y en la ruina. Como hoy en día, PEMEX, CFE, el Tren Maya, el aeropuerto de Santa Lucía y la refinería Dos Bocas que hasta el día de hoy no refina una gota de gasolina.
En los años 80 la instalación o reparación de una línea telefónica podía demorar hasta un año. Hoy en día TELMEX es una empresa privada con servicio de primer mundo. Y no sólo eso, hay mucha competencia, lo que se traduce a mayor oferta para el consumidor. Para 1982, al final del gobierno de López Portillo, el canal trece, hoy en día Azteca Uno, que había caído en las manos de Margarita López Portillo, hermana del presidente, tenía una deuda de 2,200 millones de pesos.
En su sexto informe de gobierno, el presidente López acusó a esos empresarios que habían abandonado el país para proteger sus empresas e inversiones de, nada más y nada menos que «haber saqueado al país». Entonces, aquel que había prometido defender el peso como un perro decidió nacionalizar los bancos sin tener dinero para indemnizarlos. Entre 1989 y 1990 Carlos Salinas de Gortari privatizó los bancos.
Para muchos resulta fácil decir que privatizó la banca como si se tratara de vender unas cuantas tienditas. La privatización de la banca en México requirió de cuatro etapas:
1. La construcción de un órgano colegiado denominado Comité de Desincorporación Bancaria.
2. Recibir solicitudes y seleccionar a los participantes que cumplieran con los criterios.
3. Realizar la estimación del valor de las instituciones.
4. Celebrar las subastas y adjudicar las instituciones a las mejores posturas y otorgar ventajas competitivas a los bancos que se privatizaran.
De esta manera se privatizaron Multibanco Mercantil, Banpais, Banorte, Bancrecer, Banamex, Bancomer, BCH, Serfin, Comermex, Banco Mexicano Somex, Banca Promex, Banoro, Banorte, Banco Internacional y Bancen.
Entre las tantas estupideces que hizo José López Portillo se encuentra la de incrementar de un día para otro el IVA del 10 al 15%. Carlos Salinas de Gortari lo redujo nuevamente a 10%, con lo cual frenó la inflación. Le quitó 3 ceros al peso, refinanció la deuda externa y firmó el Tratado de Libre Comercio, lo cual impulsó el crecimiento de las exportaciones mexicanas.
Ahora bien, no confundan estas acciones de gobierno como progresistas. El TLC también provocó la quiebra de cadenas nacionales que no pudieron competir contra las importaciones norteamericanas. El error del plan salinista de integración globalizada fue no reorganizar la planta productiva nacional; y transformar a México en un país maquilador y exportador de petróleo y productos primarios, mientras que los productos de consumo eran importados. El problema en los sexenios de Miguel de La Madrid y Carlos Salinas de Gortari no fue el neoliberalismo, como asegura AMLO, sino que De la Madrid y Salinas fueron pésimos administradores de la economía nacional. Además, Córdoba fue el diseñador de la política económica de Salinas.
La apertura comercial y la privatización delamadrid-salinista no fue más que una salida de emergencia para controlar la inflación y librarse del proteccionismo echeverri-lopezportillista que tanto daño le había causado al país. Lo mismo que pretende hacer Donald Trump en Estados Unidos.
Carlos Salinas no fue un revolucionario ni un reformador. Tuvo la oportunidad de romper las reglas, construir un nuevo sistema o por lo menos reorganizar el modelo de desarrollo, pero prefirió continuar con el viejo sistema populista del PRI.
Las opiniones expresadas son responsabilidad de sus autoras y son absolutamente independientes a la postura y línea editorial de Opinión 51.
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