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Por Sofía Guadarrama Collado

2. Banteayuda, el banco que sí te ayuda

*La tómbola es una serie de relatos breves escritos exclusivamente para Opinión 51.

 

A mí no me hable de política. Mi vida es demasiado valiosa como para desperdiciarla en eso. Yo no soporto escuchar a los que defienden a los políticos. Que si robó o que si no robó. Todos roban, unos más que otros. Todos son unos cínicos mentirosos.

Hace muchos años que dejé de ver las noticias. En cuanto termina mi telenovela le apago al televisor y me pongo a lavar los trastes. ¿Para qué escucho las noticias si de cualquier modo no voy a solucionar nada? 

No se ría, joven. Es la verdad. ¿Usted cree que por sentarme a escuchar todas las tragedias nacionales mi vida se va a remediar? Por supuesto que no. 

Mire, yo ya estoy vieja. Ya fui joven y rebelde. Quería ser revolucionaria como las mujeres de Zapata. Salí a marchar allá por los 70, ¿y qué me gané? Una buena golpiza. Un policía me arrastró de los cabellos y me rompió dos costillas con el palo ese que no sé cómo demonios se llama. 

No… No se le dice macana, joven. Una vez mi hijo me dijo el nombre, pero fíjese que no me acuerdo. ¿Tolete? No. ¿O sí?

¡Ay! No me haga reír, joven. No me acuerdo. Hay tantas cosas que ya se me olvidan hoy en día. Ya ni me acuerdo cuándo nacieron mis hijos. Hay días que tampoco me acuerdo en dónde dejo el dinero. Entonces vengo a retirar al cajero automático de Banteayuda y me encuentro con que ya no tengo dinero. Y yo me pregunto, ¿cómo es eso posible si hoy nos depositaron la pensión que nos da el presidente Emanuel Arteaga De Garay?

¿Que no nos la da el presidente De Garay? ¿Que son de nuestros impuestos? ¡Es lo mismo! No importa quién me los deposite, ese mismo día desaparecen de mi cuenta.

Ya es la cuarta vez que vengo a esta sucursal de Banteayuda y estoy cayendo en la conclusión de que su cancioncita miente: no es el banco que sí te ayuda. Yo diría que es el banco que no te ayuda. Es más, puedo asegurar que te roba. Si no, entonces cómo se explica que el día que el presidente De Garay nos deposita nuestra pensión, el dinero desaparezca como por arte de magia.

Sí, sí, de nuestros impuestos. Da lo mismo.

Escuche la música en la calle…

La vida es una tómbola, tom, tomtómbola, de luz y de color.

Qué gracioso baila la botarga de la Sor Juana saliendo del fajo de billetes. 

Yo tenía 14 años cuando vi la película de la Tómbola en 1962 con Marisol, «Pepa Flores». Qué bonito cantaba esa niña. Además de que era muy hermosa, era una gran actriz, pues mira que sonreía como si fuera la niña más feliz del planeta cuando era todo lo contrario. Pobre niña, imagínate lo que tuvo que sufrir mientras cantaba La vida es una tómbola de luz y de color. Sólo una verdadera actriz como ella puede hacerle creer al mundo que es feliz con todo lo que le tocó sufrir mientras vivía con el empresario, José Luis Navarro, alias «El Viso», dueño del grupo musical Los Joselitos del Cante, quien abusaba sexualmente de ella todas las noches.

Pero en algo tiene razón la letra de la canción: la vida es una tómbola. Sólo a unos cuantos les toca el número ganador y a la mayoría no nos toca nada. Nada más que desgracias. ¿Quién hace girar la tómbola?

¿Qué?

No. Yo no solicité ningún préstamo. ¿Cómo que tengo cuatro préstamos? ¿Está seguro? Revise bien. Yo no he solicitado ningún préstamo. 

No. No. No. Yo no he solicitado ningún préstamo. 

Regréseme mi teléfono. Mejor espero mi turno y que el ejecutivo me explique bien. Ellos saben más que usted. Disculpe por hacerle perder su tiempo. No debí darle mi celular para que revisara si tenía deudas o no. La otra vez que vine el ejecutivo me aclaró que había retrasos con los depósitos de las pensiones. 

¿Que si depositaron? ¡Ya ni me acuerdo! 

Lee el capítulo anterior aquí

La tómbola

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