Por Sofía Guadarrama
Beautiful, great, incredible, fantastic, amazing, awesome, terrific, unbelievable, super, excellent, magnificent, son tan sólo algunas de las palabras que utiliza el actual presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, para elogiar a las personas que lo rodean y que por supuesto quiere seducir. Basta con verlo y escucharlo hablar en sus conferencias desde la Oficina Oval.
Es todo un seductor. Y aprovecha ese poder para engañar a su base electoral con tonterías y locuras que entusiasman a muchos y enfurecen a otros. Un día pregona que en su gobierno hay libertad de expresión y al otro le impide la entrada a un periodista a la Oficina Oval por escribir en sus notas periodísticas «Golfo de México» y no «Golfo de América». Es complicado seguirle el paso a un hombre que pretende comprar la Franja de Gaza y Groenlandia, como si se tratara de un par de casas en Florida, pero al mismo tiempo está negociando el cese a la invasión de Rusia en Ucrania, esto, por supuesto, para debilitar a Europa, a la OTAN y apropiarse de las minas ucranianas.
A veces da la impresión de que no tiene idea de lo que está haciendo y firma decretos a contentillo sin detenerse un minuto a analizarlos. Que si los popotes de papel… Decretazo. ¡De regreso al plástico! Que si las casi 1,600 personas procesadas por el asalto al Capitolio… Decretazo. ¡Indultos! Que si las vacunas contra el COVID son obligatorias en las escuelas del gobierno… Decretazo. ¡A prohibirlas!
La verdad es que sabe perfectamente lo que está haciendo: AMLO le llama politiquería. En México le conocemos como populismo.
Hoy, millones de personas están seguros de que Donald Trump es un peligro para el mundo. Yo también lo creo. Tiene el poder de comenzar una Tercera Guerra Mundial y, si las cosas empeoran, de lanzar una o varias bombas atómicas en el momento que le dé la gana. Este poder se basa en la Doctrina de la Responsabilidad de Comando, la cual le autoriza el uso de armas nucleares para proteger a la nación. Para fortuna nuestra, lo segundo es muy poco probable y Donald Trump sólo estará en la presidencia por 4 años. Pero Elon Musk seguirá presente como la mayoría de los multimillonarios en Estados Unidos.
Claro que no es el primer millonario que ha tenido influencia significativa en los gobiernos presidenciales o que intenta imponer su agenda, como lo han hecho muchos desde John D. Rockefeller hasta Bill Gates, Warren Buffett, Michael Bloomberg y Jeff Bezos. Pero ninguno de ellos como Elon Musk.
El hombre más rico del planeta no tiene el mismo poder de seducción que Donald Trump, pero tiene una de las redes sociales más importantes del mundo, SpaceX —la cual ha recibido más de $13 mil millones en contratos de la NASA—, y ahora el control del Department of Government Efficiency (DOGE), una iniciativa temporal creada por el presidente Donald Trump, programada para terminar el 4 de julio de 2026, cuyo objetivo es reestructurar las agencias federales para maximizar la eficiencia gubernamental, reducir gastos y las regulaciones excesivas y eliminar el desperdicio.