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Por Sofía Guadarrama Collado

En 2005, se intentó retirar el fuero político al jefe de Gobierno del Distrito Federal, Andrés Manuel López Obrador, ya que en 2004 expropió un terreno conocido como El Encino, en Santa Fe, para construir un acceso vial. Pero los dueños del terreno presentaron un recurso legal y un juez ordenó la suspensión. Ya desde entonces, el jefe de Gobierno tenía la mentalidad de “a mí no me vengan con que la ley es la ley”, y continuó con la construcción con el argumento de que la obra era de interés público. Acto seguido, lo acusaron de desacato, y ese delito menor fue utilizado para solicitar el desafuero.

La expropiación del terreno y el desacato pasaron a segundo plano, y el escenario político se convirtió en una estrategia, por un lado, para impedirle que compitiera en las elecciones de 2006 y, por el otro, para fortalecer su popularidad. El mártir de mártires estaba dispuesto a ser flagelado en público, y crucificado en plena plaza del Zócalo capitalino.

Hace 20 años, en abril de 2005, los panistas y priistas mordieron el anzuelo y votaron a favor del desafuero, y crearon un monstruo grande, grande, grande. 

Por consecuencia, hubo indignación popular y movilizaciones masivas. El presidente Vicente Fox comprendió la magnitud de su error y desistió de la persecución penal, con lo cual López Obrador conservó sus derechos políticos para competir en 2006. Tal vez Felipe Calderón habría ganado con mayor porcentaje. No lo sabemos. Pero lo que sí quedó muy claro fue que el proceso del desafuero fortaleció a López Obrador para que llegara a la presidencia en 2018 como san Andrés.

El intento de esta semana de quitarle el FUERO a Cuauhtémoc Blanco no es igual, pero era más que obvio que las diputadas de MORENA no lo iban a desaforar. Hacerlo sería como darse un balazo en el pie. Si traicionan a uno, se traicionan todas y todos dentro del partido. Es la consigna. En política hay escándalos que son más redituables que nocivos. Para MORENA, el escándalo de Cuauhtémoc Blanco es irrelevante. No les importan las mujeres. No son feministas. La Secretaría de la Mujer es una pantomima. La 4T no se investiga a sí misma. No lo hará.

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