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Por Sofía Pérez Gasque

México se encuentra en un punto crucial en su historia. Enfrentamos desafíos complejos que exigen soluciones innovadoras y un enfoque integral. La recuperación del tejido social y el desarrollo económico son fundamentales para construir un país más próspero, justo y equitativo. En este contexto, los organismos empresariales, como actores relevantes, juegan un papel fundamental como agentes de cambio y motores del desarrollo. Sin embargo, es necesario que retomen el rumbo, transformen su representatividad y se conviertan en verdaderas voces inclusivas del sector empresarial, alzando la voz por el crecimiento del país y de todas y todos, sin importar su género o edad. 

Como mujer empresaria que ha participado en los organismos empresariales de México, me preocupa profundamente la actual falta de representatividad que aqueja a estas instituciones. Si bien estas organizaciones han jugado un papel importante en la defensa de los intereses del sector privado, es hora de que se transformen en verdaderos motores del desarrollo inclusivo y sostenible para nuestro país. 

Es fundamental que los organismos empresariales abran sus puertas a una mayor diversidad de voces, incluyendo a pequeñas y medianas empresas, mujeres empresarias, jóvenes emprendedores y representantes de diversos sectores económicos, étnicos y sociales. Solo así podremos construir una agenda empresarial que refleje las necesidades y aspiraciones de toda la sociedad mexicana. 

Mujeres al frente del debate, abriendo caminos hacia un diálogo más inclusivo y equitativo. Aquí, la diversidad de pensamiento y la representación equitativa en los distintos sectores, no son meros ideales; son el corazón de nuestra comunidad.