Por Sofía Pérez Gasque

La frustración que muchas y muchos mexicanos sienten ante la corrupción, la desigualdad y la falta de oportunidades ha alcanzado niveles históricos. Sin embargo, esta decepción no solo es un problema, sino también una oportunidad. La energía y la determinación de las personas en nuestro país pueden convertirse en un motor de cambio, impulsándonos hacia un futuro más próspero y justo para todas y todos. 

La creciente participación ciudadana en movimientos sociales y la demanda por transparencia son señales claras de que las mexicanas y los mexicanos están dispuestas y dispuestos a tomar las riendas de su destino. Las tecnologías han facilitado la organización y la comunicación, permitiendo que las voces de todas y todos se escuchen con mayor fuerza. 

Y no estamos solos en este camino. En otros países, la participación ciudadana ha sido clave para lograr cambios significativos. En Islandia, por ejemplo, la indignación ciudadana tras la crisis financiera de 2008 llevó a la renuncia del gobierno y a la redacción de una nueva Constitución. En Chile, las masivas protestas de 2019 lograron impulsar un proceso constituyente para redactar una nueva Carta Magna. 

Pero la transformación no solo depende de la ciudadanía. El sector privado también tiene un papel fundamental que desempeñar. Las empresas que adoptan prácticas responsables y se comprometen con el bienestar social pueden generar confianza y contribuir al desarrollo de nuestras comunidades. La colaboración entre el gobierno, las empresas y la sociedad civil es esencial para abordar los grandes desafíos que enfrentamos. 

Para aprovechar este momento de cambio, es necesario: 

Fortalecer nuestras instituciones: Las instituciones deben ser más transparentes, eficientes y cercanas a todas y todos. 

Invertir en educación: Una población educada es la base para el desarrollo de cualquier país. 

Promover la innovación: Fomentar la creación de empresas y la adopción de tecnologías innovadoras. 

Combatir la corrupción: La corrupción es un cáncer que impide el desarrollo de nuestro país. 

Reducir la desigualdad: Es necesario implementar políticas públicas que reduzcan las brechas sociales y económicas. 

La decepción ciudadana puede parecer un obstáculo, pero también es una oportunidad para construir un México mejor. Al unir nuestras fuerzas y trabajar juntxs, podemos superar los desafíos y construir un futuro más próspero y equitativo para todas y todos. Los ejemplos de otros países nos muestran que el cambio es posible cuando la ciudadanía se organiza y exige sus derechos.

¿Qué opinas tú? ¿Cómo podemos aprovechar este momento de cambio para construir un México más justo y equitativo?

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Las opiniones expresadas son responsabilidad de sus autoras y son absolutamente independientes a la postura y línea editorial de Opinión 51.


Mujeres al frente del debate, abriendo caminos hacia un diálogo más inclusivo y equitativo. Aquí, la diversidad de pensamiento y la representación equitativa en los distintos sectores, no son meros ideales; son el corazón de nuestra comunidad.