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Por Sofía Pérez Gasque Muslera

La paz y la justicia son pilares fundamentales para el desarrollo de los negocios de mujeres en México, y su importancia se hace cada vez más evidente en un contexto donde el emprendimiento femenino está en crecimiento. 

La paz social es un requisito esencial para el crecimiento económico. 

En México, donde la violencia y la inseguridad han sido problemas persistentes, las mujeres empresarias enfrentan desafíos únicos. Actualmente, el 82% de las emprendedoras se desarrolla en la informalidad, lo que limita su acceso a financiamiento y oportunidades de mercado. Sin un entorno pacífico, es difícil que estas empresarias puedan prosperar y expandir sus negocios.

Las mujeres son una fuerza laboral significativa, representando el 51.2% de la población total en México. Sin embargo, muchas operan en condiciones de vulnerabilidad debido a la falta de seguridad. La promoción de un ambiente pacífico no solo beneficia a las emprendedoras, sino que también contribuye a una economía más robusta y resiliente.

El acceso a financiamiento es uno de los mayores obstáculos que enfrentan las mujeres emprendedoras. Según datos recientes, sólo el 37% de los emprendimientos en México son fundados por mujeres, y muchas carecen de las herramientas necesarias para formalizar sus negocios.

El empoderamiento económico de las mujeres no solo las beneficia individualmente, sino que también tiene un impacto positivo en la economía nacional. Las pymes lideradas por mujeres destinan gran parte de sus recursos y beneficios a la comunidad y la familia, lo que subraya su contribución al progreso social. Diversos estudios demuestran que las empresas dirigidas por mujeres son más rentables y tienen una tasa de crecimiento más rápida.

Un entorno pacífico genera confianza entre los inversionistas y consumidores. Un ambiente seguro permite que las empresarias busquen financiamiento y establezcan relaciones comerciales sólidas. Según estudios, las empresas que operan en contextos pacíficos tienden a ser más sostenibles y rentables. Esto es especialmente relevante para las mujeres emprendedoras, quienes a menudo enfrentan mayores dificultades para acceder a créditos y recursos financieros.

La paz también está intrínsecamente relacionada con la promoción de la igualdad de género. En un ambiente donde prevalece la justicia y el respeto, se pueden implementar políticas públicas que apoyen a las mujeres emprendedoras, como programas de capacitación y acceso a recursos financieros.

La inclusión de mujeres en procesos de toma de decisiones y en redes empresariales fortalece su liderazgo y visibilidad en el mercado.

Las mujeres emprendedoras desempeñan un papel vital en la economía mexicana, representando una parte significativa del mercado laboral. Al fomentar un entorno pacífico, se les permite contribuir plenamente al crecimiento económico del país.

La paz es un componente esencial para el crecimiento sostenible de los negocios liderados por mujeres en México. Al proporcionar un entorno seguro y justo, se fomenta la confianza necesaria para que estas emprendedoras puedan acceder a financiamiento, formalizar sus negocios y contribuir al desarrollo económico del país.

Es imperativo que tanto el sector público como privado trabajen juntos para crear condiciones favorables que permitan a las mujeres emprendedoras florecer, beneficiando así a toda la sociedad.

La paz y la justicia no son solo ideales abstractos; son condiciones necesarias para construir un futuro donde todas las mujeres tengan la oportunidad de prosperar y contribuir plenamente al desarrollo económico del país. Con dedicación hacia estos objetivos, podemos desbloquear el potencial ilimitado del emprendimiento femenino y construir un México más justo y próspero para todos.

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