Por Sofía Pérez Gasque
El Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (TMEC) es, sin lugar a dudas, uno de los acuerdos comerciales más significativos que hemos firmado en los últimos años. Firmado en 2018 y ratificado en 2020, el TMEC reemplazó al Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), que estuvo en vigor por más de 25 años. Este nuevo tratado tiene un propósito claro: consolidar a México como un socio comercial clave para sus vecinos del norte y, al mismo tiempo, diversificar nuestra economía, generando nuevas oportunidades, especialmente para aquellos sectores y actores que tradicionalmente han enfrentado barreras para acceder a mercados internacionales. En mi experiencia como mujer empresaria, veo en el TMEC una gran oportunidad para fortalecer el papel de las mujeres en los negocios y crear un entorno más inclusivo y justo.
Las grandes empresas mexicanas fueron las primeras en beneficiarse del acuerdo, pero lo cierto es que las mujeres empresarias también tienen mucho que ganar, sobre todo aquellas que lideran pequeñas y medianas empresas (PyMEs). Como mujer al frente de mi propio negocio, he experimentado de primera mano los retos y las oportunidades que surgen al entrar en mercados internacionales. El TMEC facilita el acceso a mercados clave como los de Estados Unidos y Canadá, países con los que México tiene una estrecha relación comercial. Este acceso, para nosotras, las mujeres empresarias, se traduce en nuevas posibilidades para exportar productos y servicios en una variedad de sectores, desde la manufactura hasta el comercio electrónico, pasando por la agricultura y los servicios financieros.
Este acuerdo también nos abre las puertas a una mayor integración de nuestras PyMEs en la cadena de suministro regional. Esto es crucial porque, por mucho tiempo, las pequeñas empresas no tuvimos un acceso tan directo a los mercados internacionales. Hoy, gracias al TMEC, las empresarias que lideramos estas empresas tenemos nuevas oportunidades para hacer crecer nuestros negocios a escala global. No se trata solo de acceder a nuevos mercados, sino de estar mejor conectadas, de ser parte de una red comercial más amplia que nos permita competir de igual a igual con las grandes empresas.
Además, el TMEC incluye un capítulo específico sobre igualdad de género, un tema que me toca profundamente como mujer que ha tenido que sortear diversas dificultades en un entorno tradicionalmente masculino. Este capítulo establece compromisos concretos entre México, Estados Unidos y Canadá para promover la inclusión de las mujeres en el trabajo y en los negocios, lo cual es un paso muy importante para cambiar las reglas del juego. El acuerdo aboga por la igualdad de oportunidades, lo que nos permitirá tener acceso a empleos bien remunerados, a capacitación en sectores clave y, lo más importante, a la posibilidad de desarrollarnos y crecer profesionalmente en un entorno más equitativo. Para las mujeres empresarias, este compromiso se traduce en la creación de políticas que fomenten la eliminación de la discriminación de género en el ámbito laboral, creando condiciones más justas para todas, independientemente del nivel en el que nos encontremos en la cadena de valor.
Otro aspecto que valoro enormemente del TMEC es su enfoque hacia la innovación y la digitalización. El tratado establece reglas claras para el comercio electrónico y la protección de datos, dos áreas fundamentales para las empresarias que, como yo, nos dedicamos a los negocios en línea o a la prestación de servicios digitales. Las nuevas disposiciones sobre comercio digital no solo nos dan mayor seguridad jurídica, sino que también nos abren las puertas a un mercado global mucho más amplio, al mismo tiempo que facilitan el acceso a plataformas de comercio electrónico internacionales. Esto significa que las mujeres empresarias, particularmente aquellas que están innovando en sectores tecnológicos, ahora podemos competir en pie de igualdad con grandes empresas, sin las barreras tecnológicas o logísticas que antes limitaban nuestro acceso al mercado global.
El TMEC también ofrece nuevas oportunidades en términos de financiamiento e inversión. En el pasado, una de las mayores dificultades para las mujeres empresarias ha sido el acceso a capital, pero este tratado establece mecanismos de cooperación económica y programas de inversión que, sin duda, pueden ser un soporte crucial para quienes estamos buscando expandir nuestras empresas. Además, el acceso a programas de capacitación y la posibilidad de actualizar nuestros conocimientos en áreas estratégicas, como la industria 4.0, fintech y la inteligencia artificial, son una oportunidad única para mantenernos competitivas y a la vanguardia de la innovación.
Por supuesto, no todo es perfecto, y el camino no está exento de desafíos. Las mujeres empresarias en México seguimos enfrentando barreras como el acceso limitado a financiamiento, la falta de representación en sectores clave y las dificultades derivadas de las estructuras culturales que aún existen en nuestra sociedad. Para aprovechar al máximo los beneficios del TMEC, necesitamos que las políticas públicas sigan apoyándonos, promoviendo programas de capacitación, acceso a financiamiento y asesoría empresarial. Asimismo, es necesario continuar fomentando redes de apoyo y colaboración entre mujeres empresarias para que podamos compartir experiencias y conocimientos, y así multiplicar nuestras oportunidades de crecimiento.
El TMEC es una herramienta estratégica para el fortalecimiento de la economía mexicana, y en particular, representa una oportunidad invaluable para el empoderamiento de las mujeres empresarias. Gracias a este acuerdo, no solo tenemos la posibilidad de acceder a nuevos mercados, sino también de participar en una economía más inclusiva, innovadora y competitiva. Aprovechar estas oportunidades será clave para que, como país, logremos avanzar hacia una economía más equitativa, donde las mujeres podamos jugar un papel protagónico en el desarrollo y el crecimiento económico de México. Sin lugar a dudas, el TMEC es un paso hacia un futuro más justo y prometedor para las mujeres en los negocios.
Las opiniones expresadas son responsabilidad de sus autoras y son absolutamente independientes a la postura y línea editorial de Opinión 51.
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