Por Sofía Ramírez
- Sal a votar. Cada voto hace que la elección valga la pena. Si organizar elecciones cuesta 20 pesos y votan 4 personas, cada voto sale en 5 pesos; pero si votan 200 personas, cada voto cuesta 10 centavos. No nos hagas gastar el dinero público en vano; tú, con tu voto, respaldas nuestra democracia. En contrasentido, tu indiferencia puede ser el tiro de gracia al INE, al Tribunal Electoral, y a la pluralidad en el Congreso. Cuando escuchamos que el costo del INE es mucho, no consideramos que la capacitación de nuestros conciudadanos, la instalación de casillas en todo el país, el material electoral, la certeza de los resultados, la precisión del padrón y la seguridad de la información cuesta dinero, pero lo vale.
- Usa tu credencial de elector para todo. Dimensiona la función que tiene: es la mejor forma de acreditar tu identidad. Date cuenta cuánto cuesta la seguridad informática y la protección de tus datos personales. Si no invertimos, nos sorprenderán hackeos masivos de la información. ¿Imaginas qué pasaría si un día secuestran el padrón electoral unos piratas cibernéticos? Seguramente no podrías ni retirar tu dinero en la ventanilla del banco. Mejor hay que invertirle de manera preventiva a la seguridad de la información, a servicios en la nube, a la seguridad informática, y darle uso a esa inversión utilizando la credencial para votar en todo.
- Inscríbete y participa. Si saliste seleccionado para ser funcionario de casilla, si hay una convocatoria para integrar el consejo distrital o para ser parte de las ternas para consejero electoral, participa. Es una forma muy directa de apoyar a nuestra democracia. Hay que ocupar los espacios vacantes, no ver con indiferencia cómo se deterioran las instituciones por falta de nombramientos. No contar con la totalidad de los integrantes en la junta de gobierno de Banxico, de comisionados en el pleno del INAI, la Cofece, la CRE o del IFT, o del consejo general del INE provoca que las instituciones pierdan fuerza, relevancia, operatividad y eficacia. Pierden su razón de ser cuando por falta de quórum no pueden tomar decisiones.
- Infórmate sobre lo que funciona y lo que no. La reforma que se discute en el Congreso actualmente no es lo que parece. No nos va a ahorrar una lana, sino que nos va a salir caro, y mal… Por ejemplo:
- Quitarles dinero público a los partidos puede ser un problemón. El dinero de los partidos no es dinero del INE, pero el INE debe entregarlo y fiscalizarlo. Hay que invertir en revisar cómo se gastan la lana los partidos, que las contiendas sean equitativas y que no haya dinero ilegal del gobierno, del narco o de grupos de interés. Hoy en día, por cada peso que se acredita como gasto de campaña en México, los partidos gastan entre 15 y 25 pesos más (Casar, Mata, Nuñez y Ugalde, 2018).
Tenemos que buscar formas para que nadie reciba dinero bajo la mesa porque eso vulnera la contienda y propicia el desvío de recursos públicos. Entonces, ¿reducir el financiamiento a los partidos es bueno? Yo creo que no, sobre todo si no se mejoran los mecanismos de rendición de cuentas en todo el gobierno, y de fiscalización en el INE. Una vez más, necesitamos un INE más fuerte, no necesariamente más barato.
Claro que entiendo el rechazo a los partidos políticos. Está sustentado en un millón de actos de corrupción y en la traición al electorado.
Pero los partidos aglutinan preferencias, posturas sobre temas diversos en un mismo voto. No siempre nos gusta y no siempre funciona. No hay en todo el espectro político alguien que me represente cabalmente. Pero voto por personas, que tienen el apoyo de los partidos, que tienen financiamiento público y están sujetas a reglas de gasto, y a tiempos específicos en los medios.
- Hacer que los consejeros sean electos por voto popular no los hace mejores en su trabajo de organizar elecciones y de dotar de certeza a los resultados electorales, sino que atraerá a los políticos de siempre, que buscan votos y quieren aferrarse al hueso. Todas las campañas políticas cuestan mucho dinero, y ésta no sería la excepción. Además, que el presidente y los otros dos poderes propongan a los candidatos para que de ahí se escojan los consejeros, es tanto como tener un INE que sea leal al gobierno, no a la ciudadanía ni a la democracia.
- Reducir el número de legisladores debe tomarse con cautela, sobre todo si se busca desaparecer a los plurinominales, que son esos que dan pluralidad al congreso. Es decir, menos legisladores puede parecer un ahorro, pero también es garantía que sólo habrá legisladores de la mayoría y una menor representación de la diversidad que caracteriza al pueblo. Nos guste o no, en México hay electores con preferencias, problemas y necesidades distintas a la mayoría, y nuestra democracia recae en la protección de sus derechos y en su representación.
No todo está mal en la propuesta de reforma electoral. Incorporar mecanismos de voto electrónico me parece absolutamente necesario; repensar las dimensiones de los congresos locales, de los cabildos e incluso del Consejo General del INE debe ser discutido. Garantizar la paridad de género debiera darse por descontado.
La llamada es a proteger lo que funciona, porque en México las elecciones las organizamos los ciudadanos, no el gobierno. Al INE lo respalda su buena reputación como organismo público autónomo. Votemos, reconozcamos el valor de la credencial para votar y del padrón que la respalda, inscribámonos y participemos en la vida democrática, ocupemos el espacio público y dialoguemos sobre lo que México necesita.
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