Por Sofía Ramírez
Con especial reconocimiento a la claridad mental de Raymundo Campos.
Hay pocas cosas incómodas que hacemos si de verdad nadie mira. Por eso muchas personas “olvidamos” de vez en vez pasarnos el hilo dental, usar bloqueador aunque no haya sol, pagar aguinaldo a las trabajadoras del hogar o del vigilante del edificio (entre que “ni siquiera tienen contrato” hasta “con quién se van a quejar… se quedan sin chamba”), cuando nadie mira es cuando más nos hacemos pato.
Es por eso que, cuando empieza el año y tenemos tantita conciencia social, una gran idea para tener un compromiso es inscribir a nuestro personal doméstico en el IMSS (no un propósito que nunca se cumple; usted que me lee no lo piense ni lo apunte, sólo permítame recomendarle que lo haga sin más), durante las primeras quincenas del año –que ojo, no “ayuda en casa”, ahí trabaja y por tanto no es una graciosa concesión darles vacaciones pagadas, aguinaldo o respetar la jornada laboral y pagar horas extras.